11 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Jodario: Troilo

Por Gustavo Alvarez Gardeazábal (foto)

Ricaurte, diminuto corregimiento vallecaucano recostado a una mina de magnesio en la cordillera occidental, ha tenido desde hace casi 300 años un Ecce Homo milagroso y un inacabado grupo de bobos. Cuando los llevé a la TV en” El Divino” y los encarné inolvidablemente en la figura de Troilo, pasaron a la historia. Unos años después, un estudiante de medicina, Wilmar Saldarriaga, escribió su tesis de grado sobre la enfermedad que los hacía bobos y que yo describía casi fotográficamente en mi novela. Con ese trabajo se ganó premios nacionales e internacionales y una carrera como médico genetista que lo ha llevado no solo a profundizar sobre el Síndrome de Fragilidad X, que diferencia específicamente a los bobos de Ricaurte de los otros que llamamos bobos, hasta convertirse en el motor de muchos estudios de genetistas europeos y norteamericanos que han visitado y estudiado a profundidad el mal que los aqueja.

Yo, que apenas soy un novelista y un observador de la realidad, y abusando de haber conocido y conversado con casi todos esos científicos que han estado viniendo al pueblito hice, de atrevido, mis aportes teóricos al origen de los bobos, explicando que el agua que tomaban y los chivos que comían y las verduras que cultivaban contenían suficiente magnesio como para fijar el tal síndrome de  fragilidad X en el ADN. Casi me destortillan por ignaro metido los sabios antidarwinistas de la Universidad  de California en Davidson. El sábado pasado, empero, cuando 38 estudiantes del curso de genética en la U del Valle me visitaron con el profesor Saldarriaga para uno de esos amplios coloquios que realizo, sobre muchos temas aquí en El Porce, trajeron la  buena nueva de que han comprobado que mi teoría del magnesio no estaba tan lejana de la realidad. Como no soy genetista, solo pensé en Troilo y en cómo prevenir o educar los niños bobos que nazcan en Ricaurte.

@eljodario