Por Enrique E. Batista J. Ph. D. (foto)
No sólo los alumnos y los maestros sino también los padres de familia de los escolares y todos los adultos, sin excepción, necesitan saber cómo se aprende, qué se aprendió y mediante qué recursos cognitivos o medios se facilitó el aprendizaje. Cada uno de nosotros, en este contexto necesita conocer y hacer explícito su propio ambiente o entorno personal de aprendizaje – PLE.
A los padres de familia y maestros les corresponde ser conscientes de las necesidades de orientación a los hijos y alumnos para que ganen en la autonomía para aprender con celeridad y menor número de tropiezos o frustraciones.
La educación personalizada ha sido siempre una aspiración desde la Grecia clásica pasando por la formación de artesanos en la edad media y las primeras universidades en el mundo. Sigue siendo una meta formativa importante, más aún en esta sociedad de la hiperinformación. Tiene cada alumno, o grupo de ellos, un conjunto de valores diferentes frente a una amplia variedad de hechos y circunstancias de la vida y recurren a un entorno o ambiente impersonal de aprendizaje que le impone la pedagogía tradicional, donde es usual que ellos asuman un papel de pasividad y de nula creatividad. Cada vez se hace más evidente que así no se encienden el interés ni la motivación de ellos para aprender y reconocer la valía de la educación. Es función de los maestro y de los padres de familia ayudar a identificar las debilidades de las prácticas educativas actuales y ayudar a cambiarlas y a promover las innovaciones en la formación de los escolares. (Lea la columna).
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