7 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Derecho de los Niños a la Dignidad  

Enrique Batista

Por Enrique E. Batista J., Ph. D.

https://paideianueva.blogspot.com/

¿Y si formamos a los niños en el derecho a la dignidad? Todos nacen con dignidad, la cual, como derecho vital y esencial, les debe ser reconocida y, a la vez, aceptada y promovida ante el resto de la humanidad.  

Se puede afirmar que la organización de la sociedad civil para una vida en armonía, y con plena vigencia de los valores de la democracia, se sustenta en los siguientes valores: a la vida, la libertad, la justicia y la dignidad. De hecho, tanto en las declaraciones de independencia de los Estados como en las constituciones que fueron redactadas para organizar sus propias formas de gobierno, tienen a la dignidad humana como el elemento que articula o enlaza el conjunto de principios y de valores que asegurarían una vida igualitaria para todos, en plena libertad para el ejercicio de sus derechos y deberes como ciudadanos, regidos por los principios claros de la vida en libertad recorrida por la  justicia. No habrá sociedad justa, con ciudadanos libres, sin el reconocimiento de la dignidad humana de sus miembros y de los valores esenciales que de ella se derivan. 

Muchas de las declaraciones de independencia de las naciones también se basaron en los valores de la igualdad y la dignidad humanas como principios fundamentales. No existirá un Estado democrático que no se constituya y desarrolle fundamentado en el valor supremo de la dignidad humana porque: «La dignidad es una parte inherente de nuestra condición de ser humano. Hay muchas cosas que nos diferencian: etnias, religiones, colores de piel, géneros, políticas, fronteras y estatus. Pero la dignidad es el gran igualador. Se antepone a todas las divisiones y nos une en torno a la humanidad que compartimos». (https://t.ly/QALbD).  

Así, la dignidad es el fundamento de la consolidación de los países democráticos, en los cuales los ciudadanos aseguran la vigencia plena de los demás derechos y su supremacía por encima de los gobernantes que deben trabajar por el bien común. No podrá existir la vigencia de tales derechos por fuera de la garantía de una vida digna. Si todos los ciudadanos tienen derechos, la dignidad humana es el valor pivote de la organización social democrática.  

Por ello, el preámbulo de la «Declaración Universal de los Derechos Humanos» de 1948 tiene como primera consideración concisa y fundamentada del resto del texto que: «La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana». (https://t.ly/JzHPe). La suprema jerarquía y vigor del valor supremo de la dignidad humana brota claramente en dicha Declaración, en la que se establece en su primer artículo que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos«. Así recalcado: igualdad de derechos, fundada en el valor de la dignidad humana, concepción suprema que se vuelve a enfatizar en la «Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial» (https://t.ly/Ng7LO),  donde se reafirma el principio de que «todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos y están dotados de razón y conciencia»; conciencia de la valía de la vida humana, de la libertad, de la justicia, de la igualdad. Es una proclamación que fundamenta la condición esencial de la existencia de la dignidad de cada ser humano desde que nace, y aún antes, tal como se reconoce en la «Declaración de los Derechos de los Niños».(https://t.ly/9JmjL).  

Se han propuesto diversas maneras de proteger la dignidad humana basadas en algunos principios y un conjunto de actitudes derivados de ellos. Esos principios son: el respeto, que consiste en tratar debidamente a cada una de las personas con las que convivimos o interactuamos; el de la buena voluntad, para que en cada acción evitemos dañar a los demás y, por el contrario, favorezcamos su buen vivir; el del doble efecto, que significa cuidar nuestras acciones para evitar que tengan efectos negativos sobre las demás personas; el de la integridad, el cual nos lleva a comportarnos con honestidad y con lealtad, apegados a normas éticas y al servicio de los demás sin intereses egoístas; el de la justicia, tratando a los demás como seres humanos en igualdad y sin discriminación;  y el de la utilidad, el cual nos lleva a que nuestras acciones e intenciones con respecto a los demás siempre produzcan un beneficio amplio para el mayor número de personas. (https://t.ly/mN0uChttps://t.ly/KUsPO). 

Se ha precisado que la dignidad comienza cuando reconocemos en nosotros mismos, y en los demás, ese valor fundamental. Esa es la puerta  que abre el sendero para construir culturas de dignidad apoyadas en los principios que consolidan a una sociedad, países y naciones como justas, abiertas y pacíficas. Los principios de la dignidad se expresan de cuatro maneras:  Con el reconocimiento de nuestra propia dignidad inherente; por reconocerla en los demás como valor fundamental que también les es inherente; con la unión de nuestra humanidad individual ligada a la de todos los demás seres humanos; y mediante la construcción de culturas de dignidad en escuelas, lugares de trabajo y en la variedad de espacios sociales en los que interactuamos a diario. (https://t.ly/mN0uC). 

Entre los adultos, la dignidad se expresa, entre muchas otras maneras, con la posesión de un trabajo estable, con adecuada remuneración y seguridad social garantizadas; en el mantenimiento de principios éticos y morales;  en la debida consideración del bienestar físico y mental de los demás; en la formación ciudadana para el ejercicio pleno de la ciudadanía en un Estado Social de Derecho en el que se asegure el cumplimiento y protección de los derechos fundamentales y en la obligación del ciudadano de cumplir con los deberes inherentes, también esenciales para ser dignos. 

En el caso de los niños, la manifestación de su dignidad  implica que los formemos para que entiendan el valor universal de la igualdad, del respeto a las diferencias  que se tienen con otros seres humanos y en la riqueza humana que se expresan desde otros grupos culturales o naciones. (https://t.ly/0liVH). La apreciación de la dignidad  a los niños se reconoce con una educación de calidad,  con seguridad alimentaria, física y psicológica, con el acceso a recursos y apoyos  para aprender y progresar de manera continua, con el acceso a servicios de salud, la superación de la pobreza, convivencia pacífica, medio ambiente sano, y en poder expresar y compartir afectos y logros con los seres queridos, adultos significativos en su vida y con distintos grupos sociales más próximos. 

Para finalizar, aquí algunas frases célebres para reflexionar sobre el valor supremo de la dignidad humana (https://t.ly/JKreH): 

«Las cosas tienen un precio y estas pueden estar a la venta, pero la gente tiene dignidad, la cual es invaluable y vale mucho más que las cosas». (Papa Francisco). 

«Tan solo la moralidad en nuestras acciones puede darle belleza y dignidad a la vida». (Albert Einstein). 

«La posesión más lujosa, el tesoro más valioso que todo mundo tiene, es su dignidad personal». (Jackie Robinson). 

«Cuando hablamos de dignidad humana, no podemos hacer concesiones». (Angela Merkel). 

«La dignidad de uno puede ser agredida, vandalizada y cruelmente escarnecida. Pero no puede quitarse a menos que se entregue». (Michael J. Fox). 

«Solucionar la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Cualquier hombre o institución que trate de despojarme de mi dignidad, fracasará» (Nelson Mandela).