12 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Editorial: Estados Unidos, una olla a presión

Para Trump, la economía es una herramienta política, y no de gran calidad

El País de Madrid.

La economía estadounidense avanza a demasiada velocidad por el filo de la navaja. Donald Trump ha hecho de la búsqueda de resultados inmediatos, fulgurantes, el único norte y guía de su política económica. El resultado es el que cabía esperar: el corto plazo está despejado, con una tasa de crecimiento superior al 3% y bajos niveles de desempleo, consecuencia de los programas de rebajas de impuestos, inversión en infraestructuras y coacción a las empresas para que repatríen inversiones y dividendos. Y en esta tesitura favorable, casi exultante, continuará los próximos meses. Pero no se pueden ignorar inpunemente algunas de las leyes de la macroeconomía. El futuro, incluso lo que antes se llamaba futuro inmediato, es bastante menos halagüeño.

Desde una aproximación de manual, la política económica de Trump puede definirse como abrumadoramente procíclica. Cuando ya estaba confirmado un retorno al crecimiento desde el mandato de Obama, Trump insufló más combustible en la caldera aplicando una especie de keynesianismo mutilado y extravagante, basado en el “cuanto más, mejor”. (Lea el editorial).