1 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Cuerpo compuesto

Por Carlos Alberto Ospina M. (foto)

El siglo XXI está saturado de efectos colaterales a causa de los medicamentos, las nuevas píldoras y las sustancias volátiles que buscan paliar diferentes enfermedades y ayudar a calmar el dolor. La automedicación, los inhalantes y el uso recreativo de algunos químicos arrastran a otra especie de involución de la raza humana debido a los daños ocasionados en el estado mental, la memoria, el control corporal, el ánimo y las emociones. Este tipo de intoxicación temporal o permanente obedece al grado de insuficiencia orgánica, a la adicción y el desequilibrio del sistema nervioso central.

Muchas veces, sin saberlo, al interior del hogar se crea el hábitat favorable para el posterior consumo de alcohol y alucinógenos a partir de los efectos farmacológicos de cientos de mercancías: aerosoles, desengrasantes, pegamentos, correctores, desodorantes, óxido nitroso-dispensadores de crema batida, odorantes, limpiabotas y demás artículos que atentan contra la seguridad del consumidor.

“Todo comenzó con el enjuague bucal. Un día, en lugar de hacer buches, decidí tomarme una copa. Me gustó la sensación y al cabo de 15 minutos me había tomado el frasco completo, el mundo me daba vueltas. ¡Qué borrachera más hp!”. El joven de 12 años, Mateo, presentó varios síntomas de sobredosis como resultado de la ingesta de enjuague bucal. Este líquido contenía etanol (alcohol etílico), salicilato de metilo, peróxido de hidrógeno; entre otros ingredientes detectados en los exámenes de toxicología. (Lea la columna).