1 mayo, 2024

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Crónica # 81 del enchuspado maestro Gardeazábal: A Pumarejo le quedó grande

@eljodario

El inusitado avance del número diario de muertos por la peste del corona virus en Barranquilla y las poblaciones cercanas, íntimamente ligadas en un departamento tan pequeño como el Atlántico no sólo es asustador.

Es el reflejo de una manera equivocada de manejar las cosas por parte de sus gobernantes, de entender un problema sanitario por parte de sus habitantes y una manifestación del esquema disoluto de responsabilidades que traen años de empuje y progreso.

Resulta evidente que el alcalde Pumarejo no tiene la capacidad de delegar que tenía Alex Char y en cuanta aparición pública lo advierte uno a distancia, siempre aparece él solo, hablando solo él y en ningún momento los miembros de su equipo de gobierno, como si lo hacía permanentemente el anterior alcalde.

Probablemente porque Pumarejo llegó a ser ministro a una edad y con una facilidad que solo a los milenials les es dada o, quizás más bien, porque su inexperiencia marcha a la par de la soberbia que a esa edad siempre es mala compañía, el manejo de la pandemia en Barranquilla parece haberle quedado grande. Y, lo que es peor, ha demostrado la inexistencia de un vínculo más estrecho entre la gobernadora y él para afrontar en conjunto el problema.

Quizás porque el pueblo barranquillero tan dado a disfrazarse para hacerle cara con alegría a los problemas o éxitos cree que el alcalde Pumarejo no pasa de ser una marimonda del carnaval, la verdad es que no parece ni pararle bolas ni aceptar su convocatoria. Y como ningunea a sus secretarios y no demuestra que hace llave con la gobernadora, la reacción general  es más la de una desobediencia como respuesta al mal gobierno.

No hay entonces convocatoria. Pero tampoco hay ordenamiento porque si Pumarejo observara en detalle la manera como inspira confianza, convoca y pone orden el alcalde Quintero en Medellín y la imita en la capital del Atlántico, hasta sus congéneres alcaldes de los municipios aledaños, que sufren el coletazo de la peste diariamente, actuarían al unísono aislando el problema, digitalizándolo, persiguiéndolo barrio por barrio, familia por familia, como sí lo hicieron en la capital antioqueña.

Lástima por Barranquilla y por sus gentes. Da grima verla acercándose a la postración mientras quienes la gobiernan y la conducen a través de los medios no son capaces de implementar las herramientas para defenderse del avance del corona virus ni de asumir su incapacidad para pedir ayuda al gobierno de los mocosos que al menos, hay que reconocerlo, reaccionó inmediata y debidamente a un fenómeno igual que se estaba dando en Leticia.

Pero es que Barranquilla no es Leticia ni el Atlántico es un departamento en medio de la selva amazónica.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal