7 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Crónica 36 del enchuspado maestro Gardeazábal: A tomar límpido

@eljodario

El mundo está alelado y con la boca abierta.

A  los norteamericanos se les cae la cara de vergüenza. El señor Trump, presidente del hasta ahora país más poderoso del mundo, agobiado por el crecimiento desmesurado del corona virus entre sus habitantes dijo el jueves 23, en la rueda de prensa diaria que ha venido haciendo, para dizque explicarles a sus ciudadanos el avance o retroceso de la peste, que el antídoto contra esta enfermedad estaría en la inyección de dióxido de cloro, un desinfectante que nosotros usamos aquí como límpido.

Los habitantes del planeta tierra abrieron los ojos sorpresivamente y desde entonces más de uno considera que el presidente de los Estados Unidos está loco.

Pues me temo que el señor presidente de los Estados Unidos no está loco sino que como es un ignorante craso, oyó cacarear la gallina pero no supo dónde ni lo averiguó antes de dar la recomendación.

El dióxido de cloro lo está promocionando desde España como la gran panacea contra muchas enfermedades un alemán, Andreas Kalcker, desde hace más de 10 años. Segun él, que posa de doctor de una universidad inexistente, ha podido demostrar que si se toma una cucharadita diaria de dióxido de cloro, que no es más que lejía al 28%, es decir lo que nosotros los colombianos llamamos “límpido”, las enfermedades por bacterias o virus se ven obligadas a desocupar el cuerpo del paciente.

Por tratar de convencer con el uso de ese medicamento las autoridades españolas lo tuvieron un tiempo en la cárcel pero como no pudieron demostrarle ni los jueces ni los médicos que esa pócima es dañina, le quedó la aureola de que su remedio si puede ser milagroso.

Si se busca en su página web y se ven los muchos videos que ha hecho, se encuentran verificaciones de presuntos pacientes de enfermedades incurables pero ninguna demostración científica de sus curaciones.

Solo se explica y hace énfasis en que el efecto del dióxido de cloro en el cuerpo humano está respaldado por la teoría de la energía eléctrica escalar de Tesla.

Pero eso sí, lo advierte una y otra vez que ese químico no se puede inyectar ni en las venas ni en el cuerpo y como Trump, demostradamente inculto, seguramente ni vio alguno de los videos de Kalcker, salió a pregonar sus bondades y como además está exento de humor y no sabe ni contar un chiste ni reírse de algo, no vaciló en recomendar peligrosamente a sus gobernados que se lo inyectaran, así ahora diga que estaba actuando sarcásticamente.

Como están las cosas, y la imposibilidad científica de encontrar un verdadero antídoto contra esta peste que nos está consumiendo la economía, la credibilidad y hasta la esperanza, la cucharadita diaria de límpido puede terminar barriendo con el virus de Wuhan.

Pero para que eso ocurra el señor Kalcker debe pasar de charlatán embaucador a científico avezado y Trump de presidente de Estados Unidos a paciente de un hospital siquiátrico.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal