Tan abierto fue el informe de la Comisión de la Verdad que luego hubo una oleada de investigaciones sobre el tema, todas ellas revelando la dificultad y la imposibilidad para producir un relato global y único.
La segunda comisión investigadora de la violencia política fue creada por el presidente Virgilio Barco en 1986. Su dirección fue encargada al historiador Gonzalo Sánchez hasta hace poco director del Centro Nacional de Memoria Histórica, quien conformó un equipo con profesores de la Universidad Nacional conocidos como los «violentólogos».
La violencia política se había convertido para entonces en algo monotemático y omnipresente, una moda, como un sufijo según apunte del fallecido historiador Germán Colmenares. Se buscaba una explicación científica, pero el resultado no cumplió esa meta. En vez de un discurso homogéneo, el libro Colombia Violencia y Democracia compiló una serie de ensayos sobre todo tipo de violencias que afectaban a la sociedad colombiana dando una apariencia de igualación de todas ellas.(Lea la columna).
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