Por Javier Hoyos Arboleda
La economía mundial se ha visto afectada en el 2022 y en el 2023 por alta inflación, mayores tasas de interés y la invasión de Rusia a Ucrania.
El levantamiento de las restricciones en China frente al Covid-19, hizo que algunas entidades ajustaran al alza el crecimiento económico mundial. Sin embargo, en términos generales todos los organismos internacionales esperan, en el 2023 frente al 2022, un menor crecimiento y una disminución de la inflación, aunque más lenta de lo esperado.
La economía colombiana registró un crecimiento del 3% en el primer trimestre del 2023 frente al 8,2% que se había registrado en el 2022. Del lado de la demanda, ésta disminuyó 0,1% en el primer trimestre mientras que en igual periodo del año pasado creció 12,6%.
El consumo final bajó de ritmo 2,6% vs 10,6% de hace un año (el consumo del gobierno cayó 0,2%, y el de los hogares creció 2,9%).
La formación bruta de capital decreció 10,3%, a pesar de que la inversión extranjera, según los datos del Banco de la República, se mantiene a buen ritmo, muy seguramente para continuar con los programas iniciados en minería e hidrocarburos. Las exportaciones crecieron 5,1% y las importaciones bajaron el 7,5%.
Es una desaceleración fuerte y tiene que ver con la mayor inflación y el aumento de las tasas de interés que han afectado el consumo. En igual sentido ha actuado la reforma tributaria que redujo los salarios de las personas por mayor tributación.
También ha afectado el menor precio del petróleo que registró una reducción 17,7% frente al valor registrado en el primer trimestre del 2022. Y desde luego la incertidumbre que genera sobre la inversión y los negocios, las declaraciones sobre minería e hidrocarburos, la inseguridad y las reformas laboral, pensional y la de salud.
Por primera vez la inflación dio un respiro en abril y sigue impulsada por el aumento en los precios de la gasolina y el aumento del IVA del 5% al 19% en pasajes aéreos y en hoteles que elevaron el nivel de precios. También en el 2022 se restableció el impuesto al consumo.
Como hemos anotado en nuestros informes anteriores el proceso inflacionario inició con los bloqueos de mayo del 2020 y con el COVID-19 se afectaron varias cadenas productivas, elevando los precios de manera importante de muchos productos.
Situación que se vio agravada con la invasión de Rusia a Ucrania que afectó aún más los precios de los productos agrícolas, los commodities¸ y los energéticos.
Además, hemos estado en presencia de alta devaluación por la incertidumbre en la definición de la exploración petrolera y por la elevación de las tasas de interés en los mercados internacionales.
En reciente alocución, el presidente Petro dio señales del uso de la política arancelaria: “Ante las alzas de las tasas de interés, se debe responder con mayores aranceles para proteger los sectores de la industria y la agricultura, y para proteger el trabajo nacional”.
Al respecto vale la pena mencionar que un aumento en las tasas de interés buscaría bajar el consumo y los precios, un aumento arancelario actuaría en sentido contrario encareciendo las importaciones y repercutiendo en los precios al alza, posible motivo para que el Banco de la Republica suba las tasas.
El gobierno hace esfuerzos por recuperar el sector de la construcción vía subsidios, a la vivienda de interés social, a través del programa Mi Casa Ya. También empieza a operar el programa de transferencias denominado Renta ciudadana que busca garantizar un ingreso a las familias en pobreza extrema, pobreza moderada y vulnerabilidad.
Las perspectivas de crecimiento económico para el país en el 2023 oscilan entre 0,6% y 1,9% con una media del 1%, inferior al resultado del primer trimestre.
El índice de seguimiento de la economía se viene desacelerando, en enero aumentó 4,8%; en febrero, 2,4%; y en marzo, 1,6%.
Preocupan los datos que se conocen de abril: según Andemos, las ventas de vehículos disminuyen 33%, y las de motocicletas, -23%; la producción de café cae 24,6% según la Federación de Cafeteros; y Camacol destacó que las ventas de vivienda nueva (VIS y no VIS) disminuyeron en más de un 60%. (Lea el boletín Colombia económica).
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