
Por Rafael Bravo
‘’After years of fluctuating around targets, inflation in Latin America’s largest economies is the highest it’s been in 15 years, having suffered two major shocks: the impact of the pandemic, and of the Russia-Ukraine war’’.
Después de fluctuar alrededor de las metas, la inflación en las economÃas más grandes de LA es la más alta de los últimos 15 años, habiendo sufrido dos graves impactos: la pandemia y la guerra Rusia-Ucrania
La conversación de los analistas en las últimas semanas vuelve a concentrarse en los altos Ãndices de inflación en todo el mundo. Particularmente, en los Estados Unidos la cifra de marzo escandalizó a sus ciudadanos con un aumento del 8.5 por ciento, la más alta en 4 décadas. El costo de los combustibles para una economÃa que no ofrece subsidios como la norteamericana incide no solo en los bolsillos, sino que los salarios que habÃan tenido un incremento por encima de la inflación ahora han perdido su capacidad de compra. Los elementos esenciales de la canasta familiar como la carne, huevos y vÃveres están afectando los presupuestos de las familias.
A la pandemia y la guerra se les puede atribuir el alto costo de vida. No sobra repetir que el Covid alteró las cadenas de suministro y que el conflicto ha impedido un acopio adecuado de bienes agrÃcolas tan importantes de la despensa europea como lo es Ucrania hacia el resto del planeta. Lo mismo puede decirse de los fertilizantes, materias primas tan esenciales para el sector agrÃcola. Para esta misma época del 2015, en una columna Titulada ‘’Pausa en la EconomÃa Norteamericana’’ indicaba lo siguiente:
Con una caÃda en los precios de la gasolina se esperaba un impulso de la actividad económica teniendo en cuenta la mayor disponibilidad de ingresos. La realidad ha mostrado que la gente decidió ahorrar en lugar de gastar. Algo positivo para los hogares, pero negativo para el aparato productivo.
¿Quién iba a pensar que semejante quiebre de la normalidad irÃa a llevarnos a este estado de cosas? Y más adelante agregué:
Mientras tanto, la poderosa Reserva Federal encuentra motivos suficientes para abstenerse de subir las tasas de interés que han estado cerca de cero por mucho tiempo, una polÃtica que muchos le dan crédito para que el mercado accionario haya alcanzado niveles altos y para que la recuperación sea una realidad indiscutible.
Hoy los paÃses a través de sus bancos centrales atraviesan un dilema muy complejo. O suben las tasas de interés, la fórmula ortodoxa recomendada por los economistas para bajar la demanda y aplacar los Ãmpetus inflacionarios y enfrentarse a una posible recesión que golpearÃa el empleo y crecimiento o lo que aquellos llaman una ‘’espiral salarios-precios’’ experimentada en los años 70 cuando la gente ante una alta inflación demandaba remuneraciones mayores.
Unas tasas de interés al alza no son una buena noticia. Para el sector productivo, el costo del dinero se encarece lo que se traduce en una menor inversión y para el resto, los préstamos hipotecarios, tarjetas de crédito y automóviles igual. Quien aspire a una hipoteca en Estados Unidos deberá pagar una tasa del 5 por ciento, algo no visto desde 2011. El resultado final será un menor consumo. La era del dinero barato es historia.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en un documento de esta semana (https://www.imf.org/en/News/Articles/2022/04/15/cf-latin-america-hit-by-one-inflationary-shock-on-top-of-another), en las 5 principales economÃas de América Latina- Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, la inflación se ha acelerado por las mismas razones: alza en los alimentos, en los precios de la energÃa y por los contratos salariales atados al costo de vida.
De acuerdo con los cálculos de ese organismo, la combinación de un aumento del 10 por ciento de los alimentos y el petróleo a escala global, el efecto final serÃa de 1.1 por ciento adicional en el Ãndice de precios en la región.
La mayorÃa de la opinión es que una vez se normalice el suministro de bienes junto con un incremento moderado de las tasas, no se ven señales de una recesión en el corto plazo. La fortaleza de la economÃa norteamericana aunado a las utilidades corporativas, más los ahorros del público recibido durante la pandemia, se tiene un colchón saludable para soportar el menor crecimiento.
Un escenario diferente es el que enfrenta la región latina donde la erosión de los salarios se siente con mucho mayor fuerza, teniendo en cuenta que gran parte de la población es de escasos recursos gastando una proporción elevada de sus ingresos en los alimentos.
Además, los gobiernos fueron obligados a destinar recursos vÃa endeudamiento para los más vulnerables, dejando muy poco margen de maniobra en los frentes fiscal y monetario.Â

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