3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Inflación, tasas de interés y recesión

Rafael Bravo
https://rafaelibravo.blogspot.com/

Por Rafael Bravo 

‘’After years of fluctuating around targets, inflation in Latin America’s largest economies is the highest it’s been in 15 years, having suffered two major shocks: the impact of the pandemic, and of the Russia-Ukraine war’’. 

Después de fluctuar alrededor de las metas, la inflación en las economías más grandes de LA es la más alta de los últimos 15 años, habiendo sufrido dos graves impactos: la pandemia y la guerra Rusia-Ucrania 

La conversación de los analistas en las últimas semanas vuelve a concentrarse en los altos índices de inflación en todo el mundo. Particularmente, en los Estados Unidos la cifra de marzo escandalizó a sus ciudadanos con un aumento del 8.5 por ciento, la más alta en 4 décadas. El costo de los combustibles para una economía que no ofrece subsidios como la norteamericana incide no solo en los bolsillos, sino que los salarios que habían tenido un incremento por encima de la inflación ahora han perdido su capacidad de compra. Los elementos esenciales de la canasta familiar como la carne, huevos y víveres están afectando los presupuestos de las familias. 

A la pandemia y la guerra se les puede atribuir el alto costo de vida. No sobra repetir que el Covid alteró las cadenas de suministro y que el conflicto ha impedido un acopio adecuado de bienes agrícolas tan importantes de la despensa europea como lo es Ucrania hacia el resto del planeta. Lo mismo puede decirse de los fertilizantes, materias primas tan esenciales para el sector agrícola. Para esta misma época del 2015, en una columna Titulada ‘’Pausa en la Economía Norteamericana’’ indicaba lo siguiente: 

Con una caída en los precios de la gasolina se esperaba un impulso de la actividad económica teniendo en cuenta la mayor disponibilidad de ingresos. La realidad ha mostrado que la gente decidió ahorrar en lugar de gastar. Algo positivo para los hogares, pero negativo para el aparato productivo. 

¿Quién iba a pensar que semejante quiebre de la normalidad iría a llevarnos a este estado de cosas? Y más adelante agregué: 

Mientras tanto, la poderosa Reserva Federal encuentra motivos suficientes para abstenerse de subir las tasas de interés que han estado cerca de cero por mucho tiempo, una política que muchos le dan crédito para que el mercado accionario haya alcanzado niveles altos y para que la recuperación sea una realidad indiscutible. 

Hoy los países a través de sus bancos centrales atraviesan un dilema muy complejo. O suben las tasas de interés, la fórmula ortodoxa recomendada por los economistas para bajar la demanda y aplacar los ímpetus inflacionarios y enfrentarse a una posible recesión que golpearía el empleo y crecimiento o lo que aquellos llaman una ‘’espiral salarios-precios’’ experimentada en los años 70 cuando la gente ante una alta inflación demandaba remuneraciones mayores. 

Unas tasas de interés al alza no son una buena noticia. Para el sector productivo, el costo del dinero se encarece lo que se traduce en una menor inversión y para el resto, los préstamos hipotecarios, tarjetas de crédito y automóviles igual. Quien aspire a una hipoteca en Estados Unidos deberá pagar una tasa del 5 por ciento, algo no visto desde 2011. El resultado final será un menor consumo. La era del dinero barato es historia. 

De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en un documento de esta semana (https://www.imf.org/en/News/Articles/2022/04/15/cf-latin-america-hit-by-one-inflationary-shock-on-top-of-another), en las 5 principales economías de América Latina- Brasil, México, Chile, Colombia y Perú, la inflación se ha acelerado por las mismas razones: alza en los alimentos, en los precios de la energía y por los contratos salariales atados al costo de vida.  

De acuerdo con los cálculos de ese organismo, la combinación de un aumento del 10 por ciento de los alimentos y el petróleo a escala global, el efecto final sería de 1.1 por ciento adicional en el índice de precios en la región. 

La mayoría de la opinión es que una vez se normalice el suministro de bienes junto con un incremento moderado de las tasas, no se ven señales de una recesión en el corto plazo. La fortaleza de la economía norteamericana aunado a las utilidades corporativas,  más los ahorros del público recibido durante la pandemia, se tiene un colchón saludable para soportar el menor crecimiento. 

Un escenario diferente es el que enfrenta la región latina donde la erosión de los salarios se siente con mucho mayor fuerza, teniendo en cuenta que gran parte de la población es de escasos recursos gastando una proporción elevada de sus ingresos en los alimentos.  

Además, los gobiernos fueron obligados a destinar recursos vía endeudamiento para los más vulnerables, dejando muy poco margen de maniobra en los frentes fiscal y monetario.