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Por Eduardo Aristizábal Peláez (foto).
Hace muchos años escuche un chiste que hablaba de un agente de policÃa que observó un vehÃculo estacionado, con los vidrios arriba y lleno de humo. Solicita  a los ocupantes que bajen los vidrios para revisar y al meter la cabeza y sentir el fuerte  olor a marihuana manifestó: quedamos detenidos.
Y no es para menos; es que si actualizamos el chiste, se convierte en una realidad, de acuerdo con la información oficial de la FiscalÃa General de la Nación que esta semana se pronunció a través de su cabeza visible,  Néstor Humberto MartÃnez, denunciando la permanente comisión de delitos en las cárceles La Modelo y la Picota por parte de funcionarios del Inpec, familiares de los reclusos, directivos de las cárceles, conductores, guardaespaldas, comerciantes vecinos de los internados. Es decir una verdadera empresa criminal en la cual  se habrÃa diseñado un  verdadero y escandaloso esquema de corrupción para conceder beneficios a los reclusos, permitir el ingreso de drogas y otros elementos restringidos por el sistema penitenciario o avalar visitas en horarios no autorizados.(Lea la columna).
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