@eljodario
Las revelaciones hechas por el New York Times sobre los poquísimos impuestos que ha pagado Donald Trump en los últimos 15 años y la exiguamente ridícula cifra que pagó el año en que fue elegido y repitió en el 2017 (apenas 750 dólares por año) no solo demuestran que los norteamericanos tenían derecho a sospechar luego de la reiterada actitud del presidente elegido de no mostrar (como es costumbre, aunque no de ley) su declaración de bienes e impuestos.
Que el presidente no pague ni el 10 % de lo que normalmente un obrero gringo paga cada 12 meses ante la Tesorería Nacional resulta horripilante para un país que lo ha escuchado dizque defender el trabajo y los trabajadores. Pero que, al mismo tiempo, se conozca que el prestigio acumulado como magnate del jet set y como cabeza de una organización multipropósito, es pura banalidad porque ha gastado siempre mucho más de lo que recibe y tiene deudas que se vencen el año próximo por más de 300 millones de dólares, resulta gravísimo para el norteamericano común puesto que se encuentra no con un presidente que quiere ser reelegido sino con un engañabobos.
Esta noche, cuando se enfrente por primera vez en ese show montado cada cuatro años por la televisión gringa para que los votantes evalúen en competencia presuntamente igualitaria a los dos candidatos que se miden en las urnas en noviembre, muy probablemente no se podrá ocultar que Biden es un anciano decente, pero sin mucho verbo y que Trump es un setentón envalentonado, grosero y mentiroso.
El presidente acusará seguramente a su rival demócrata de vejete olvidadizo o de viejo drogado porque a los 78 años toma los medicamentos que nos recetan a quienes pasamos de la edad de jubilación y pretendemos seguir con vida. El candidato demócrata,con la experiencia que tiene pondrá banderillas en el morrillo del bisonte atrevido recordándole públicamente que no paga impuestos y que engaña al fisco con gastos inventados.
Trump deberá en su desespero insultarlo con adjetivos o remoquetes, como es su costumbre, y le estregará en las narices a Biden los líos de su hijo en Ucrania y todo irá tornando lenta pero agresivamente hacia una batalla que hace temer hasta por una guerra civil en el inmediato futuro en USA.
Faltaría ver si los comandos de asalto al estilo hitleriano que posee Trump para enfrentar en las calles a los negros y los hispanos romperán ese equilibrio democrático que hizo de Estados Unidos un país envidiado y ahora se nos presenta como una olla de grillos.
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