Si tiene que ver con Petro, automáticamente se transforma en persecución política.
Por María Isabel Rueda (foto).
El Tiempo.
En este país, cualquier cosa puede pasar. Como que Julio César Ortiz, abogado defensor de Gustavo Petro, el senador que viene denunciando ferozmente el caso Odebrecht, sea también y simultáneamente abogado defensor de la brasileña.
O como que Petro esté denunciando que lo grabaron ilegalmente, mientras él mismo viene avalando desde hace más de un mes la legitimidad de las grabaciones subrepticias que le hicieron, a su vez, al fiscal Martínez. Por alguna extraña razón, todo lo de Petro tiene que ser juzgado con un rasero mucho más benigno. Mientras lo que para otros configuraría un enriquecimiento ilícito, un lavado de activos, una contratación indebida, un detrimento del patrimonio público, una financiación ilegal de campaña, si tiene que ver con Petro, automáticamente se transforma en persecución política. (Lea la columna).
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