30 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

El Oasis de la vida

Por Luis Carlos Correa Restrepo

Una persona que reside en Italia, escribió el siguiente texto:

Coronavirus ahora en la región de Lombardia-Italia.
Existen situaciones en la vida que no se esperan, y lo peor, delante de ellas, nos vemos impotentes.
Vivo en Como, en la zona donde el Coronavirus llegó sin que nadie lo esperara…
Corrijo, sin que nadie lo crea, pues esperar, con tantos chinos que pasan por el norte de Italia, ¡ya lo esperábamos!
Escuelas cerradas, gimnasios cerrados, bares cerrados después de las 6 pm, y tantos, saliendo de la casa solamente para lo estrictamente necesario.

Es  una situación extraña que nos lleva a revaluar algunas cosas. En esta hora, tener un auto lindo, una cartera cara, ropas maravillosas, ¿sirven para qué?

No tendríamos ni cómo usarlos o a quien mostrar.

LA ÚNICA cosa que pasa a importar y que se pide a DIOS es la SALUD. Para uno mismo y  para tus seres queridos.
En verdad, cómo gastamos tiempo corriendo atrás o pidiendo a DIOS cosas que no nos sirven para nada, ¡¡¡tantas veces!!!
Cómo somos fútiles en la mayor parte del tiempo.  Cómo no valorizamos lo que realmente es tan valioso.

Estamos en casa. Inventamos juegos; los almuerzos y cenas se vuelven largos y llenos de charlas entre nosotros, nos reímos y lloramos juntos de los problemas y cuidamos uno del otro.

Nadie tiene a donde ir, o cosas para hacer. La falta de tiempo… ¡ACABÓ!

Encerrados en casa y «presos» por causa del tal señor Corona Virus. Que nos hace un gran favor, a pesar de todo. Nos libra de la ARROGANCIA, porque vemos que no somos nada y ni tenemos control de nada.

Nos libra de la ENVIDIA, porque entendemos que no sirve para nada. Nos muestra nuestra vulnerabilidad y entonces, nos muestra el camino de vuelta a DIOS.

En fin, nos ayuda a percibir de nuestra «prisión» individual del día a día, por la tal falta de tiempo y por tener que contener nuestros sentimientos.

Y nos LIBERA. Nos deja LIBRES para tener miedo, para sentirnos impotentes, para no correr atrás de nada…
Al final, el único trabajo que tenemos o la única lección de casa es la de intentar no enfermarnos…

También, y tal vez lo más importante, nos permite REENCONTRARNOS con nuestros amados. Aquellos con quienes vivimos en la misma casa, amamos, pero muchas veces ni no nos hablamos como deberíamos: NUESTRA FAMILIA.

Y por fin, nos hace volvernos a DIOS. Al final, delante de nuestra  vulnerabilidad, es ÉL y solamente ÉL quien puede protegernos…

Haciendo un balance general, el Sr. Corona virus puede hasta matarnos, pero al fin de todo, CIERTAMENTE. ¡¡¡Nos enseña a VIVIR!!! «