La desaparición del periodista saudí, crítico con el régimen, ha abierto un conflicto entre Turquía, EE UU y Arabia Saudí. La policía turca registra la residencia del cónsul en busca de pistas
Por Andrés Mourenza. El País de Madrid.
El periodista Jamal Khashoggi entró en el consulado de Arabia Saudí en Estambul (Turquía) el pasado 2 de octubre para recoger unos papeles y nadie volvió a verle vivo. Una cámara registró su entrada en la legación diplomática y, según apuntan los medios turcos, existe también un documento de audio que revelaría con toda crudeza que fue torturado y asesinado. Según el rotativo turco Yeni Safak, de línea oficialista, a Khashoggi “le cortaron los dedos de la mano” mientras aún estaba vivo y, finalmente, fue “degollado”.
El mismo día de la desaparición del periodista, crítico con la monarquía saudí, voló a Estambul un grupo de 15 saudíes de los servicios secretos y las fuerzas armadas del reino del desierto. La policía turca, que ya registró el consulado en busca de pruebas, también ha entrado este miércoles en la residencia del consul saudí, Mohamed Al Otaibi, quien abandonó Turquía el martes. (Lea el informe).


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