2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Un Gobierno de palabras necias y nada de obras

Por Gabriel Zapata Correa (foto)

Cada día el presidente Petro nos sorprende con escandalosas declaraciones que merecen titulares de primera página. Hay que reconocerle al mandatario que goza de una prolífica imaginación para afrontar diferentes temas variados, sustanciosos y siempre polémicos.

En el acto de posesión de los magistrados del Tribunal Superior Militar y Policial, en la Casa de Nariño, el presidente le lanzó un desafío o una advertencia a la justicia a investigar las declaraciones del exparamilitar Salvatore Mancuso quien, ante la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas de la jurisdicción especial salpicó a expresidentes, políticos, exfuncionarios del DAS y compañías del sector privado.

Petro lanzó una dura advertencia: si la justicia colombiana no adelanta las investigaciones que determinen la veracidad de las graves declaraciones de Mancuso, porque “no puede o no quiere”, la Corte Penal Internacional (CPI) podría intervenir.

“Son crímenes que quizás en gravedad no han sido cometidos en ningún rincón de América en las últimas décadas. Es una crisis humanitaria, claro que tendríamos que ser procesados por la Corte Penal Internacional, que sería la instancia para medir este tipo de delitos si la justicia colombiana no puede o no quiere”, manifestó el mandatario.

El mandatario, como siempre, se anticipa y se apresura a las realidades con sus trinos y discursos, sin verificar con seriedad que se le debe a un personaje de su categoría, la calidad de sus afirmaciones.

El presidente Petro calificó como “espeluznante” las confesiones de Mancuso, dándoles absoluta credibilidad, sin esperar a que se venzan los 30 días que tiene el exparamilitar para sustentar con pruebas ante la JEP todo loque ha dicho. Muy grave, porque Mancuso mencionó presuntas conexiones de las AUC en las campañas políticas de los expresidentes Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez; responsabilidades en crímenes como los del periodista Jaime Garzón y el alcalde de El Roble, Sucre, Eudaldo Díaz; financiación de multinacionales en su conducta delictiva y alianza con entidades como el desaparecido DAS, entre otras confesiones.

Semejantes acusaciones no se pueden avalar así no más, con el único respaldo probatorio que le da al mandatario su investidura presidencial, pero que a la vez le resta toda seriedad y confiabilidad, como le sucedió con los cuatro niños del accidente aéreo perdidos en las selvas del Guaviare, y cuyo anuncio de su hallazgo puso al país entero a festejar, para luego caer en la frustración que produce una noticia falsa de esa categoría. O como esa aventurera acusación de que todas las administraciones anteriores a la suya fueron manejadas por delincuentes y criminales.

¿Qué busca el presidente con explosivas declaraciones? Sin duda, en primer lugar, continuar jugándole a la polarización del país y a radicalizar mucho más a los colombianos. Una estrategia que le ha dado los resultados que busca. Pero, en segundo lugar, al presidente Petro le encantan los titulares de prensa. Y él hace noticias con las frases que construye, ante la ausencia de hechos de su gobierno que deberían nacer de la lluvia de promesas con las cuales subió a la Presidencia.

En otras palabras, el gobierno de Petro ha sido muy pobre en realizaciones. Petro va a cumplir diez meses en el poder y no puede mostrar una sola obra de la cual se pueda sentir orgulloso, ni el Pacto Histórico ni los movimientos ni líderes políticos que lo acompañaron en todo su proceso electoral.

Ningún ministerio puede mostrar tareas efectivas. Es un balance de ineficiencia absoluta y de una total pobreza lamentable en realizaciones, lo cual refleja que este es un gobierno que se quedó en las promesas de campaña.

Entonces nos parece que una estrategia del presidente Petro para distraer a sus seguidores y a la opinión pública de la ineficiencia de su mandato, es levantar cortinas de humo con declaraciones de este tipo que solo siembran incertidumbre y desconcierto, pero que desnudan la irresponsabilidad de un mandatario que sigue enceguecido con la persecución a los ricos y su persistencia en la lucha de clases.

Debe sentirse muy mal el Gobierno del presidente Petro cuando se sienta a balancear las promesas frente a las realidades.

Pero en cambio, sí es un Gobierno muy fecundo en frases rimbombantes y en acusaciones y convocatorias sin efecto alguno, porque esa aceptación favorable de tan solo el 30% no le da para más.