2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Primero los amigos del presidente Petro que la nación 

Gabriel zapata

Por Gabriel Zapata Correa 

Seguimos a la deriva. Ni los esfuerzos del ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, ni las juiciosas advertencias de la prestigiosa agencia J. P. Morgan, ni las oportunas recomendaciones del Bank of América han servido para que el presidente Gustavo Petro y sus ministros recuperen la credibilidad y la confianza entre los colombianos y en especial en los mercados de capitales. 

Estas apreciaciones no son mías, ni una guerra montada por la oposición que, entre otras cosas, no ha sido muy prolífica en estos asuntos que son de una enorme repercusión en la estructura financiera de la nación. Lo que estamos viviendo es una realidad irrefutable agravada cada día más por las imprudencias del mandatario y de algunas de sus ministras. 

Pensábamos que el presidente había entrado en la onda de la cordura, cuando la junta directiva de Ecopetrol decidió por unanimidad ratificar en su cargo al presidente de Ecopetrol, Felipe Bayón, un hombre de una altísima credibilidad en el concierto internacional, y quien fue nombrado por el entonces presidente Juan Manuel Santos y ratificado por Iván Duque. 

En las manos de Bayón, Ecopetrol ha logrado los mejores resultados económicos en toda su historia. Y la decisión de la nueva junta de Ecopetrol, con toda seguridad consultada con el presidente Petro, le envió un mensaje de tranquilidad absoluta a los mercados. 

Sin embargo, el mandatario borró con el codo lo que hizo con la mano. 24 horas después de que la junta hubiera nombrado como presidente de la misma al experimentado Carlos Gustavo Cano, el mandatario Gustavo Petro dio la orden de cambiarlo.  

Esta abrupta determinación dejó al descubierto que no habrá independencia en el manejo de Ecopetrol, y de inmediato volvieron los nervios a los mercados internacionales. 

El ministro de Hacienda trató de dar una explicación, para lavarle las manos al presidente Petro: 

«Se debe recordar que el Gobierno tiene una amplia mayoría en Ecopetrol y normalmente el que preside la Junta es un representante nombrado por el presidente de la República. No hubo ninguna negativa sobre el doctor Cano, simplemente se anunció prematuramente», concluyó. 

La noticia sobre su destitución la entregó el mismo Carlos Gustavo Cano, con una comunicación que hizo pública. Su párrafo puntual es este: 

“… lamento informarles que al hacerse pública esta decisión de la Junta, el presidente Petro levantó su voz de protesta y desaprobación, y, a través de varios de sus inmediatos colaboradores, les ordenó a los miembros de Junta afectos a él, y también a quienes no lo son, adelantar en la sesión de esta mañana mi destitución como presidente de la junta tras 24 horas de mi designación como tal”. 

Petro pasó por encima de la experiencia de Cano, representante de los accionistas minoritarios, además que era el miembro más antiguo de la junta. 

Pero la justificación del ministro Ocampo perdió todo peso, cuando se comunicó quién es el nuevo presidente. Se trata del economista Saúl Kattan Cohen, una ficha del presidente Petro, y quien hasta hace poco fue asesor de uno de los departamentos de la presidencia. 

Kattan presidió la Empresa de Telefonía de Bogotá, fue investigador financiero y económico del Banco de la República, además, estuvo en las juntas directivas de Tigo, la Empresa de Energía de Bogotá, entre otras. 

Los mensajes que nos envía el presidente Petro son muy claros, aunque equívocos. Primero sus amigos que los intereses superiores de Colombia. 

Esta clase de mensajes los recibimos desde que nombró a su amigote, el exsenador Armando Benedetti, como embajador de Colombia en Venezuela, pese a las investigaciones que tiene pendientes en la Corte Suprema de Justicia. Como también cuando nombró al exrepresentante a la Cámara, León Fredy Muñoz, en la embajada de nuestro país en Nicaragua, no obstante, una grave investigación que afronta en la Corte Suprema por narcotráfico. 

Aceptemos que los gobernantes se quieran rodear de sus amigos de confianza. Pero con hojas de vida intachables y con experiencia a toda prueba. 

¿Cómo defiende Petro a una filósofa, activista, inexperta en temas de hidrocarburos en la cartera de Minas y Energía como Irene Vélez? El país sabe que ella llegó a ese cargo, por la fuerte amistad de su padre Hildebrando con el mandatario, un hombre anti extractivista a morir, de quien se dice dictará las políticas de Ecopetrol de aquí en adelante. 

O cómo podrá defender la incapacidad de la ministra de Salud, Carolina Corcho, ¿para adquirir las vacunas contra la viruela del mono? Su permanencia en el cargo solo se justifica por la amistad con Petro. 

Es absolutamente lamentable e irresponsable que el presidente Gustavo Petro anteponga los intereses de sus amigotes, por encima de los grandes objetivos de la nación. 

Por eso el país sigue sin rumbo, y las consecuencias económicas serán peores que las que estamos viviendo ahora.