12 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: ¡Presidente, póngales la cara a los colombianos!

Por Gabriel Zapata Correa

No es gratuito ni un problema de la oposición, como el presidente Petro lo quiere hacer ver, que la aceptación de su gestión al frente del gobierno ya esté rondando los 25 puntos, cuando apenas acaba de cumplir 10 meses en Palacio.

Ni Uribe ni Santos ni Duque a final de sus gobiernos, después de cuatro años de desgaste y cuando el sol ya pega duro en las espaldas. Porque sería aceptable que este gobierno tenga tan poca favorabilidad, si el presidente se hubiera gastado el capital político en decisiones prácticas, efectistas y tangibles que ya se estuvieran reflejando en determinados sectores de la comunidad. Pero la realidad es que no ha hecho nada, y se la ha pasado echándole la culpa a la prensa, acusando a los periodistas y a la oposición de lo mal que va su gestión. Fíjense que el ministro del Interior, Fernando Velasco, tuvo que aceptar ayer ante los medios de comunicación, que hubo una descoordinación total con la coalición de Gobierno desde el comienzo, y que el mismo ejecutivo congestionó la agenda del Congreso con la presentación de 46 proyectos para sacar adelante en esta legislatura. Y el ministro aceptó que por la mecánica propia del legislativo era imposible salir adelante con esta agenda.

Pero al margen del desgaste natural de cualquier gobierno en el trajín legislativo por los proyectos que le presentó al Congreso, el presidente Petro ha venido sufriendo en carne propia las consecuencias de los escándalos que se han generado en Palacio, protagonizados por personajes de sus propias entrañas, y sobre los cuales el mandatario ya tendría que haberle puesto la cara a los colombianos.

Desde Alemania no puede salir con esa explicación tan simplista e insuficiente de que los enemigos del cambio lo quieren alejar del pueblo y que lo quieren sacar del Gobierno, como si él, con la experiencia de 16 años en el Congreso, no supiera cómo funciona el Estado. Decir que estos escándalos son un complot de la oposición es totalmente falso. Acostumbrado como está a decir mentiras, Petro es olímpico para evadir la verdad, como lo ha sido siempre.

Ni el escándalo de las 5 maletas ni los 3 mil millones de pesos ni el caso de la niñera de su secretaria preferida Laura Sarabia ni las explosivas denuncias de su dilecto amigo Armando Benedetti ni las oscuras y misteriosas circunstancias que rodearon la muerte del coronel Oscar Dávila Torres son un invento de la oposición.

En ese escándalo, sobre el cual el presidente quiere pasar de agache escondiendo la cabeza como el avestruz, nada tiene que ver el expresidente Uribe o María Fernanda Cabal, ni Paloma Valencia ni los congresistas de Cambio Radical ni los conservadores o liberales que no lo apoyan y tampoco los verdes que se han vuelto tan críticos de su gestión. ¡No, señor Presidente!

Armando Benedetti es o era su hombre de confianza, tan de su anillo cercano, que dijo que si hablaba se iban todos para la cárcel. ¿Y Laura Sarabia, quién era? La jefe de gabinete y quien tenía tanto poder en Palacio, que se atrevió a sacar del llavero a Armando Benedetti y dejarlo cuatro horas haciéndole antesala, lo cual desató la ira del entonces embajador, cuyas declaraciones le dieron la vuelta al mundo porque lo involucraban a usted en un engorroso asunto de la propiedad de 3 mil millones de pesos que debía guardarle Laura Sarabia en su apartamento y que supuestamente se robaron. ¿De dónde venían? ¿Quién se los dio? ¿Cuál es su origen? ¿No le parece señor presidente que semejante escándalo amerita que usted salga y les ponga la cara a los colombianos?

Pero hay otro escándalo, y que tampoco nace en la oposición. Y es la misteriosa muerte del coronel Oscar Dávila, cuyas circunstancias del suicidio debe aclarar de plano la Fiscalía, pero en consonancia con las otras aristas del escándalo, en el cual están involucrados varios personajes de su entorno presidencial y personal, quienes deberán contribuir con la justicia para despejarle a usted este camino tan tortuoso y este ambiente nacional tan caliente que solo se calmará con la verdad.

El presidente debería dar la orden que ninguno de sus funcionarios de Palacio se niegue a hablar en la Fiscalía, como ya lo hizo el capitán Elkin Augusto Gómez, comandante jefe de la oficina de polígrafo, camino que pueden seguir otras personas que podrían aportar para aclarar este bochornoso escándalo.

La persona que debe liderar este camino hacia la verdad es el señor presidente Petro, hablándoles claro a los colombianos y dando la orden de que ningún de sus funcionarios se niegue a colaborar en las investigaciones.

O seguiremos en este horroroso túnel oscuro sin salida, de mentiras, engaños e incertidumbre.