20 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: Petro, enceguecido por el odio

Por Gabriel Zapata Correa 

La grandeza de un presidente se mide por varios aspectos de sentido común en un mandatario. El trato digno y respetuoso a la oposición, y a todos los partidos políticos; la capacidad de autocrítica para reconocer sus errores y enderezar el camino si es necesario; la capacidad de gestión que le permita gobernar para toda la población sin distingos de clases y roles económicos y también el respeto por las ideas ajenas, sin tratar de anteponer sus caprichos ideológicos a los intereses generales de la comunidad.

Pero Petro es todo lo contrario. Es un presidente “muy poquito” ante la grandeza que debe demostrar siempre un mandatario, quien necesita ganarse el respeto y el reconocimiento de los colombianos. ¿Saben por qué? Porque el presidente Petro nos está gobernando con odio y sed de venganza.

Este odio lo tiene tan enceguecido por las instituciones, que se atrevió a desconocer los hechos violentos del 8 de febrero del asedio, promovido por él, a los magistrados de las altas cortes en el Palacio de Justicia. Afirmó que no hubo tal asedio y que los magistrados pudieron entrar o salir si querían del Palacio.

Tuvieron que intervenir los presidentes de la Corte Suprema, Gerson Chaverra y el de la Corte Constitucional, José Fernando Reyes a desmentirlo públicamente. Pero Petro no tiene capacidad de aceptar sus errores, porque de vez en cuando se le escapa el aire de guerrillero o de dictadorzuelo.

Ese mismo talante lo mostró contra la Procuraduría General de la Nación, en el episodio de la suspensión de su canciller Alvaro Leyva Durán. Petro se demoró 14 días para acatarla luego de haber acudido a toda clase de artimañas para evadirla.

Un mandatario respetuoso de sus opositores no reacciona como lo hizo Petro con la visita de varios miembros del Centro Democrático al secretario general de la OEA Luis Almagro, para darles su visión de lo que está pasando en el país. El presidente, con su alma de guerrillero, los calificó de genocidas. Es la ausencia total de sentido humanitario, porque Petro ve enemigos en todos aquellos que no comparten sus pensamientos.

Esa misma falta de grandeza la evidencia el presidente Petro frente a la cadena de atropellos contra la democracia que viene cometiendo en Venezuela su amigo dictador Nicolás Maduro. Y eso que Petro se autoproclama defensor del sistema democrático y de los Derechos Humanos.

No ha dicho Petro una sola palabra frente a la inhabilitación de la líder de la oposición Corina Machado hasta el 2035, gran candidata para derrotar a Nicolás Maduro en las próximas elecciones. Y tampoco ha dicho ni mu por la detención de la líder de Derechos Humanos, Rocío San Miguel, quien fue privada de la libertad arbitrariamente el 9 de febrero de 2024 en el aeropuerto de Caracas, Venezuela, lo mismo que su familia.

Y Petro tampoco modula palabra contra su amigo dictador Nicolás Maduro por la expulsión de 13 funcionaros del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, quienes tienen plazo hasta mañana domingo para salir de Venezuela. Este sospechoso silencio de Petro no es más que la ratificación de sus simpatías por el régimen dictatorial del vecino país. ¿Por qué el presidente Petro no ha sido capaz de pronunciarse, como sí lo ha hecho su homólogo de Chile, Gabriel Boric, con la grandeza de todo un presidente de la República?

Pero no vamos tan lejos. Aterricemos en Antioquia. Petro pareciera que hubiera sido elegido para gobernar para quienes votaron por él. El presidente fue estruendosamente derrotado en Antioquia en las pasadas elecciones territoriales. Y el mandatario de todos los colombianos no ha sido capaz de asimilar este resultado adverso en las urnas. Por eso no perdona coyuntura para atacar al Departamento, como lo hizo esta semana desde la Universidad Industrial de Santander.

Petro criticó las inversiones en Antioquia, sugiriendo que estas benefician principalmente a sectores adinerados. Durante su discurso, marcó una diferenciación en la financiación de las obras viales 4G, que conectan a Antioquia con otras regiones del país, apuntando a un enfoque desigual en la asignación de recursos.

Este planteamiento del jefe de Estado surge en un contexto en el que Antioquia aguarda el aporte de $1.5 billones por parte del Gobierno nacional para finalizar las vías 4G. “Se hacen entre la población de El Poblado, en Medellín y Rionegro donde quedan sus fincas”, enfatizó el presidente Petro. Ni conoce la geografía de la región.

Además, el mandatario reveló que solicitó un informe al ministro de Transporte que detalle la inversión por kilómetro en las carreteras del país, sugiriendo que los resultados mostrarían una mayor inversión en áreas habitadas por la élite económica, específicamente entre El Poblado, en Medellín, y Rionegro.

Una dicotomía poco clara, pero que le juega al odio que el presidente Petro destila por las clases más pudientes. Pero tenía que poner a Antioquia como ejemplo.

Es una lástima que todo un presidente, supuestamente de todos los colombianos, muestre una imagen tan pobre como mandatario, mientras su gobierno sufre el desgaste nacional por una ejecución ministerial que no supera el 53%. Ineficiencia total.

Le va mejor en el odio.