2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Vistazo a los hechos: La venganza de Petro no tiene límites

Por Gabriel Zapata Correa 

La coyuntura que vive el país no es fácil. Y la del presidente Petro tampoco.

Sus últimas decisiones con relación a las EPS y otras menos trascendentales, como esa de influir directamente en la elección del rector de la Universidad de Antioquia, para imponer su sello político, nos reafirman en la tesis que hemos sostenido en estas líneas siempre, de que el presidente Petro actúa bajo el tufo del odio y de la venganza.

¿O cómo explicar que los representantes del presidente en la reunión del Consejo Superior Universitario del Alma Mater, hubieran votado contra Natalia Gaviria, la hija del fallecido Carlos Gaviria, contrincante político suyo de toda la vida?

Porque, además, y como si fuera poco, esta semana convocó a los comités y cooperativas cafeteras a una cumbre del gremio, pero por fuera de la Federación, en un claro desconocimiento al presidente de la entidad, Germán Alberto Bahamón Jaramillo, con cuya elección jamás estuvo de acuerdo.

Y recordemos que en aquel Congreso Cafetero reunido en Bogotá fue nombrado gerente de la Federación Nacional el huilense Germán Bahamón, en sustitución de Roberto Vélez.

Esta decisión despertó la ira del presidente Petro, porque el Congreso desoyó el pedido del mandatario en el sentido que se aplazara la elección, para que el ministro de Hacienda entrante, Ricardo Bonilla, revisara el perfil de los tres candidatos en carrera, entre quienes estaba el Favorito del gobierno, Felipe Robayo.

Desde entonces el presidente Petro nunca ha recibido en Palacio al presidente cafetero, Germán Alberto Bahamón, y en la reunión de esta semana le dio varilla de la buena, y le lanzó vainazos de todos los calibres. Se trata de un claro desconocimiento de la institucionalidad en la Federación, que en la elección de su presidente se ajustó legalmente a sus estatutos.

La no tan sorpresiva decisión de intervenir a Sánitas y luego a la Nueva EPS, se reviste de un contexto político en el desarrollo de las sesiones de la Comisión Séptima del Senado, donde se debatía la reforma a la salud, cuyo destino ya estaba marcado desde antes de la Semana Santa, cuando nueve de los 14 congresistas de esta célula legislativa ya se habían comprometido públicamente con su archivo.

Vale recordar que el 23 de febrero cuando el presidente Gustavo Petro posesionó al doctor Luis Carlos Leal Angarita como nuevo superintendente nacional de salud, afirmó que por el momento ninguna EPS iba a ser intervenida, aunque se mantendría la vigilancia y control, se daría continuidad a las acciones de protección al usuario y de los recursos que permitiesen su garantía de funcionamiento.

Sin embargo, un día antes de que la reforma a la salud se le hundiera en forma definitiva en la Comisión Séptima, explotó la bomba de la intervención a Sánitas, y justamente cuando se produjo la noticia real que su proyecto quedaba enterrado, sin probabilidades de sobrevivir, se anunció la misma medida con la Nueva EPS.

El contexto político de estas decisiones, que dejan en manos del Estado la salud de más de 17 millones de colombianos, no da para otra interpretación. Porque, además, si hacemos un poco de memoria, es el mismo talante de la exministra Carolina Corcho, un personaje nefasto que nunca pudo ocultar su odio por las EPS, pero si se tuvo que ir, igual dejó su herencia en el actual titular de esa cartera Guillermo Alfonso Jaramillo, a quien no le importa acudir a las mentiras, cifras falsas y tesis equivocadas para justificar lo que el Gobierno está haciendo con la salud de los colombianos.

La prueba es que en la reunión del superintendente Luis Carlos Leal con los medios, para justificar las intervenciones, el ministro Jaramillo dijo claramente que estas EPS tendrían que explicar a dónde se iba la plata que les entregaba el gobierno. Claramente dio a entender que se la estaban robando. Afirmación irresponsable, como aquella del presidente Petro, en el sentido de que los congresistas que hundieron la reforma fueron comprados por los dueños de las EPS.

El desespero del presidente por la baja ejecución de sus ministerios, y de su gobierno en general, lo llevará a tomar más improvisadas determinaciones. Porque la Procuraduría General de la Nación ya confirmó que la Superintendencia de la Salud no tiene un expediente en el cual se encuentre toda la explicación y justificación de la intervención de Sánitas.

Lamentable para el país que va hacia un abismo sin fondo, comandado por un presidente mentiroso, cuyas decisiones tienen el sello del odio y de la venganza. ¡Que Dios salve a Colombia!