
Por Gabriel Zapata Correa
Decenas de caricaturas han salido en las redes sociales sobre la instalación del Congreso el 20 de julio, para parodiar a quienes han dicho que el país ya comenzó a cambiar.
Y no es para menos si nos atenemos a la vergonzosa sesión del “honorable” Congreso de la República del pasado 20 de julio, en la cual los colombianos pudimos presenciar, lastimosamente en el seno de nuestros hogares, el peor espectáculo de un símil lastimoso de la democracia. Un espectáculo, debemos decirlo con franqueza, que no se había visto en decenas de años de nuestra historia.
Pero también, debemos decirlo, que nos mortifica y nos duele que el bochornoso espectáculo hubiera sido protagonizado por la mayoría de voceros del Pacto Histórico que compone el Congreso, ganadora de las elecciones parlamentarias. Y nos preocupa y nos duele, porque nos enviaron un mensaje claro de que ese aire agresivo, vulgar y intolerante, será el que va imperar en el “nuevo” Congreso de la República, comandado por un político inescrupuloso, el padre de los “Petrovideos”, practicante fiel del “todo se vale”, y quien ha recibido el rechazo total y franco de varios de los mismos colegas suyos del Pacto Histórico, como los senadores Gustavo Bolívar y Alexander López.
Es inaceptable y a la vez repudiable que los senadores y representantes de la izquierda en el “nuevo” Congreso, voceros de Pacto Histórico, se hubieran comportado con una actitud anárquica propia de las dictaduras, muy semejante a la de los chavistas en su momento o a la que les hemos visto a los seguidores e intemperantes leales al régimen dictatorial del vecino soberano intocable Nicolás Maduro.
Como se dice popularmente en el país, si este es el desayuno, cómo será el almuerzo… Si bien el presidente electo fue pragmático, en el sentido de permitir una coalición de fuerzas para elegir de presidente del Congreso a un político tan cuestionado, para sacar adelante sus propuestas, no les cae bien a los más de 11 millones de votantes por el entonces candidato Gustavo Petro, quien salió ganador, y mucho menos a más de 10 millones 500 mil que votaron en contra, que la bandera anticorrupción se hubiera entregado sin comenzar ni siquiera la legislatura.
Un pésimo mensaje pesimista, de entrega y arrodillamiento a los corruptos, de que la ley es la de ellos y no la de un candidato que prometió todo lo contrario en su campaña.
Estamos de acuerdo con las apreciaciones del senador del Pacto Histórico, Gustavo Bolívar, quien valga decirlo, es coherente en sus posiciones, sobre la elección de Barreras en la presidencia del Congreso:
“Roy Barreras no es el cambio… Hace parte de la “clase política corrupta…”
Bolívar se retiró del Senado para no votar por Roy Barreras como presidente en el primer año de legislatura. “Yo me retiro en este momento, no voy a ir a la votación de mesa directiva, no vine a luchar a este país por un cambio para terminar votando por Roy Barreras”.
Y hace varios días se expresó así: refirió al tema así: “Había otros candidatos también con experiencia, que sí pertenecen a esta causa”. Y de paso dio a entender que Barreras hace parte de lo que llamó la “clase política corrupta”.
Lo menos que debemos reclamar del presidente electo es coherencia. Y desde el ejecutivo para abajo. Gustavo Bolívar se refirió a la nueva directiva del Congreso así:
Presidente del Senado, Roy Barreras; el senador del Partido Liberal que quedó como vicepresidente Miguel Angel Pinto, y Honorio Henríquez del Centro Democrático que es el segundo vicepresidente.
Y los remató con esta frase: “La izquierda ganó 20 curules por 1a vez en 200 años para terminar en esto?”
Y luego: “Me parece que no podemos entregarle todo a la clase política corrupta del pasado que es la causante de la violencia y de la corrupción de este país”.
Pero digamos también que el problema no es la izquierda, o si asumió el poder o no. La discusión es la falta de coherencia del mismo presidente electo, y de quienes lo acompañan. Una falta de coherencia que se vio en esta instalación del Congreso y de respeto por lo que siempre ellos mismos han reclamado.
El irrespeto con el presidente Iván Duque y la vergonzosa actuación de la izquierda, en una clara demostración de anarquía y de irrespeto a la democracia, son un campanazo de alerta de que lo peor está por venir, si en el Congreso imperará la ley del “todo se puede”.
Pues ojalá que este “nuevo” Congreso no sea la imagen y semejanza de lo que nos espera.
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