2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Van por lo suyo y lo ajeno 

Carlos Alberto Ospina

Por Carlos Alberto Ospina M. 

Salvo la posición interesada del malhechor, el narcotraficante, el amnistiado, el guerrillero, el violador de los derechos humanos, el radical y el corrupto; los demás mortales no podemos aceptar que los perpetradores de la violencia sean ‘gestores de paz’ ni ejemplo a seguir. Este embeleco carece de escrúpulos y de validez en el momento en el que desconoce los principios elementales de la verdad, la reparación integral a las víctimas del conflicto armado y la garantía mínima de no repetición. Ni siquiera se constituye en patrón lícito el acuerdo de paz con Las Farc a partir de la supuesta alcahuetería de la JEP que, otorga patente de corso y penas sustitutivas, a los comprobados autores de crímenes de lesa humanidad.

Alguien que haya desaparecido a una persona, rociado gasolina a policías, degollado a un motociclista, torturado a un carpintero, abusado sexualmente de un menor, consumado actos terroristas o descuartizado y desmembrado un cuerpo humano; ¡jamás de los jamases!, podrá ser paradigma de la justicia social, la bondad y menos de la cuenta, fungir como modelo de reconciliación.

El ardid que trae consigo la Ley 2272 de 2022 impulsada por el gobierno de turno, va en contravía al principio de legalidad y atenta contra la debida acción del Estado a favor de la sociedad civil. La reciente norma sí que es un entrampamiento a partir del sofisma de distracción de una sospechada paz que, en el territorio, no se vislumbra ni se siente. A pesar de la energía manipuladora por vender una belleza ideal que, la actual realidad y los hechos, presentan como inalcanzable.

La señalada nueva legislación modifica el artículo 3 de la Ley 418 de 1997 con el eufemismo de “enfoque diferencial”, el cual esconde una intención contraria al derecho cardinal relacionado con igual protección contra toda discriminación. El solo título de la ley de ‘Paz total’ produce escalofrío al cambiar y adaptar varias pautas que, en esencia, buscan socavar el Estado de derecho so pretexto de no enfrentamientos y ausencia de lucha armada.

¿Las diferentes organizaciones criminales, las disidencias de las Farc, los ‘Elenos´, los delincuentes comunes y los narcotraficantes dejarán de escalar los conflictos? ¡Por supuesto, que no! Basta con oler un gramo de anís: las interminables masacres, las emboscadas, las disputas territoriales, el asesinado de líderes sociales y los permanentes ataques a uniformados en distintas regiones del país. No faltará el reducido grupo de ilusos que promueva, dizque, ‘poner fin a la guerra’ en medio del cinismo y el conocido incumplimiento de los bandidos. Ellos van por lo suyo y lo ajeno, y el gobierno no dirá todo lo que tiene callado.

Ese secreto parte del enunciado de la Ley 2272 del 4 de noviembre de 2022 «Por medio de la cual se modifica, adiciona y prorroga la ley 418 de 1997, prorrogada, modificada y adicionada por las leyes 548 de 1999, 782 de 2002, 1106 de 2006, 1421 de 2010, 1738 de 2014 y 1941 de 2018, se define la política de paz de estado, se crea el servicio social para la paz, y se dictan otras disposiciones» (Sic).  El fin último consiste en reclutar simpatizantes para conformar la guardia de asalto (fuerza de choque) frente al eventual rechazo popular, la previsible negativa a entregar el poder finalizado el período constitucional o en presencia de hipotéticos aires de golpe de Estado. Petro, sabe que es así. De por ahí, sus constantes acciones arbitrarias e interpretaciones acomodaticias de los preceptos legales vigentes que, encuentran eco, en la posición arrodillada de la mayoría de congresistas y en la mediocre educación de los ciudadanos que ignoran ser sujetos de derechos políticos y miembros activos del Estado.

Por eso, el pueblo soberano que respeta los valores fundamentales de la libertad y la verdad debe rechazar el montaje de semejantes ‘gestores de paz´, engendros de índole perversa. El remedio peor que la enfermedad.

Otra mentira oficiosa del presidente de unos cuantos que desconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, tratando con hilos de seda y poniendo ropa lucida a aquellos que destilan sangre y resentimiento. Es necesario deshacer el engaño a la mayor brevedad posible, puesto que no es cierto lo que se dice.