10 septiembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Uyyy Gustavo, hermano, qué falta nos has hecho

Haga Click

Image Map

Hace tres años nos dijiste adiós. Tres años que hemos sentido muy duro tu ausencia, marcada aún más porque año y medio después se fue mamá Sofía, tú lo sabes. Nunca le comentamos que tu vida se había apagado, porque ella lo sabía. Y lo sabía porque nunca preguntó por ti, pese a que siempre se mantuvo en sus cabales… 

Gustavo, tú sabes que todos tus hermanos, Sofía Inés, Jairo León, Clara Cecilia, Victoria Eugenia, Jorge Iván, Olga Nancy, Mónica y Patricia hemos pasado vivos y repletos de vida, gracias a Dios, la durísima prueba del tenebroso Covid. Unos privilegiados de Dios y la Virgen. Encerraditos y aislados, pero ya tendremos la oportunidad de desquitarnos. ¡Dios mío si nos acordamos de ti y de mamá! 

Todos tus cuñados, sobrinos y tus primos también muy bien. Tu sabes que tu hija Carolina y tu nietecita Emilia, a quien disfrutaste mucho antes de irte, se encuentran perfectas de salud. Y sabes que viene en camino tu otra nietecita Candelaria. Eso significa que estamos llenos de vida y alegría, siempre pensando en mamá y en ti. Tú debes saber que Dora y Daniel van muy bien con el restaurante. Muy bien.  

Los hijos de Pacho, Carlos Iván y Richard y sus hijos súper bien, felices porque Blanquita logró vencer al Covid. El viejo Tito, sabes que también se fue. De esos tíos Uribe que tanto quisimos y aún añoramos no queda ni uno. Pero nos dejaron todas sus lecciones de trabajo, honradez, dignidad y afecto. 

Tus recuerdos nos asaltan a cada momento, Gustavo. Siempre nos diste ejemplo de nobleza y de cariño, con esa sonrisa a flor de piel que solo se apagó cuando te quedaste dormido del todo. 

Con los años nos vamos volviendo más nostálgicos y querendones. Por eso a veces nos tallan tanto tus recuerdos con tus silencios interminables, o al golpe de tus mejores canciones de despecho de Los Relicarios, de Darío Gómez, del Charrito Negro o de Luis Alberto Posada. O el sabor de tus inolvidables tortas, o de tus puteras, porque a veces te mandabas un geniecito…  

Gustavo, hermano, qué rico saber que nuestros recuerdos siguen frescos, intactos y completicos, que te seguimos queriendo como al mejor de nuestros seres queridos y que el solo repaso de tu imagen bonachona nos convoca al amor y a la unión. Esa es la bendición de tenerte allá arriba con mamá. Gracias hermano por todo el amor que nos diste. Nos seguimos hablando.