
Por Adriana M. Cardona López
Colombia según la Constitución del año 1991 es un Estado laico y con un grado de doble moral se mueven algunos colombianos y la clase política aprovecha esta situación; estos se han dedicado por décadas a multiplicar a los pobres y como hizo Jesús al multiplicar los panes hoy está multiplicada la brecha social. En una mano portan la camáldula y en la otra el fúsil y como en la época de Jesucristo no se les da nada volver a escoger a barrabas.
Se necesita de mucho estudio y reflexión para entender como hoy la sociedad colombiana cree que la solución política y las riendas de este País la puede manejar una opción política de trayectoria “alzada en armas” y que los cambios políticos, económicos y sociales se darán; tal y como ellos así lo plantean. Esta sociedad está enferma, se cansó y sublevó depositando un voto sin bendición.
Las estadísticas no fallan, la intención y el voto depositado en las urnas demuestran con acierto que algunos votantes utilizaron labial rojo para dar el beso de Judas como en la época de Jesucristo.
La tibieza y la falta de oración de algunos partidos políticos hizo que el vino se convirtiera en agua no bendita y se recurriera a otras creencias para tratar de combatir la política corrupta de este País.
A la camándula de los colombianos le falta el broche fino, honesto, firme, leal, respetuoso y espiritual; nos hacen creer en la pedagogía del amor y en una paz sincera pero como lo dijo una sabia y santa que “antes de vestir al indio hay que civilizarlo” y así los partidos políticos no abusaran más de una Colombia llena de taras.
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