20 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Un futuro deseable para EPM 

Francisco Valderrama

Por Francisco L. Valderrama A

La Junta directiva de EPM, presidida por el señor alcalde municipal, acaba de nombrar cinco altos directivos en la entidad. Tres de ellos son destacados y reconocidos funcionarios de amplia carrera interna. Confiemos que los otros dos, de procedencia externa, tengan estatura y antecedentes tales que justifiquen pasar por encima de legítimas aspiraciones de tanta gente buena de la organización, con méritos suficientes para hacer carrera administrativa.   

Al margen de algunas experiencias ingratas, EPM es testimonio vivo de que lo público es posible. Su visión de largo plazo, su cultura de servicio, su rigor empresarial, nacen de su incomparable recurso humano y de la lealtad hacia sus verdaderos dueños que somos los ciudadanos. 

El respeto político por su plena autonomía le aseguraba no depender de vaivenes electorales. Duele reconocerlo, pero esa fortaleza ya no existe. Desde la elección popular la entidad es una ruleta accionada por el alcalde de turno. Hoy la empresa está en buenas manos, pero estamos ante una temporalidad de cuatro años que deja su futuro en manos del azar. La amenaza de malas administraciones permanece latente porque todos los alcaldes, algunos con cierta asepsia y otros en forma descarada, cometieron el error de gestionarla como una dependencia más de la estructura municipal y ese pésimo proceder hizo carrera, alcalde actual incluido, con grave deterioro del clima organizacional.  

Si los organismos de control actuaran con responsabilidad tendrían que cuantificar el detrimento reputacional y patrimonial causado por algunas administraciones que convirtieron a EPM en botín para sus clientelas y negocios para sus amigos.  

Solo cuando la visión de largo plazo este desligada de la coyuntura electoral, el horizonte estará despejado. EPM solo será dueña de su futuro cuando el hilo conductor de su actividad empresarial sea dictado por un concepto simple: la empresa no está diseñada para el corto plazo del periodo del alcalde de turno. Su capacidad de trascender como fuente vital de bienestar y progreso, un lema profundo que sirvió de guía y norte y que nunca se debió abandonar, depende de reconocer que lo que se hace hoy lo pensó el de ayer y lo que se piense hoy lo ejecutará el de mañana. Forzar una coincidencia entre el plan de gobierno del alcalde de turno y los programas y proyectos de la entidad generan estrés organizacional y constituyen una amenaza para su futuro. Esperemos que la reciente experiencia haya enseñado lo que NO se puede hacer con EPM.   

Modelar ese futuro deseado demanda al menos dos acciones: De un lado, un marco legal que facilite una reforma de estatutos para no depender exclusivamente de la voluntad del alcalde, y del otro, la firme decision política y empresarial de no interferir en el funcionamiento de una entidad cuya autonomía se debe respetar si queremos preservarla como patrimonio público.  

Surge entonces la necesidad de una exigencia ciudadana a políticos y negociantes: manos fuera de EPM. ¡La empresa es nuestra, no de ustedes!