17 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Un binomio de oro para la esperanza: Andrés Julián y Fico

Por Jorge Alberto Velásquez Peláez 

No siempre aparece la calma después de una tormenta, mucho menos en Antioquia después de esa borrasca tropical convertida en un huracán de nombre Daniel, que destruyó patrimonios, afectó poderes, hirió orgullos y egos, menoscabó jerarquías, modificó comportamientos y, sin duda, detuvo la dinámica de progreso que, aunque lenta, venia mostrando la ciudad de Medellín.

El huracán petrista Daniel arrasó con lo bueno, dejó en peores condiciones lo malo, y descompuso, desordenó, desbarató, averió y estropeó lo que encontró, o sea, en pocas palabras, generó un impresionante despelote que ahora el nuevo burgomaestre Fico tendrá que componer.

En nuestro caso, después de la tormenta debe venir otra tormenta, esta vez de ideas, de propuestas, de alianzas, de mucho trabajo y menos bulla, de realizaciones, sin espejos retrovisores ni libros blancos, sin mesías ni polarizaciones. Antioquia puede ser grande, pero se necesita mucho más que la felicidad que embarga a su capital por no tener hoy a Daniel Quintero en la ciudad. Como canta Serrat: “Y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. 

Pero no es mi intención en esta oportunidad hacer balance de la gestión de la administración municipal que llega a su fin. Quiero pensar y escribir pocas palabras sobre lo que nos espera, no solo para la capital de nuestra región, sino en general para el departamento de Antioquia, cuya gobernación, sin inconvenientes, afrontará también el cambio de mandatario en los próximos días. De esa manera soy justo con todos, con los más citadinos, y con los pueblos, y de manera muy especial con mis paisanos de Jardín, a quienes poco les preocupa lo que haga Federico, pero sí el futuro de su pueblo en materia de turismo o producción de café y aguacate Hass para la exportación. 

En reciente artículo que me publicara Juan Paz escribí que si Antioquia figurara como país en el ranking mundial de naciones exportadoras disputaría el puesto 130 con Malí, Mauritania y Uganda, y que su PIB es comparable con el de Congo, cuya economía es la 80 en el mundo.

Ahora agrego que Emilia Romaña (región con características productivas similares a las nuestras) es la cuarta región más importante de Italia con cuatro veces el PIB antioqueño, y Lombardía la primera, superándonos nueve veces.

Antioquia es pequeña, y los resultados que con periodicidad se nos presentan sobre su situación económica son comparaciones de su propia situación de hoy con la de ayer, o con la del país, pero no en relación con regiones similares en tamaño y tipos de producción, como la misma región italiana mencionada, o, por ejemplo, con países centroamericanos si nos refiriéramos a un sector en particular: confecciones.

No tiene nuestro departamento empresas nuevas que estén dispuestas a aprovechar las ventajas de un mercado global o por lo menos de los mercados con los cuales hemos firmado tratados de libre comercio; no encontramos productos exportables diferentes de los de siempre, y por el contrario dejamos de exportar algunos de los de siempre, mientras algunas de las empresas de siempre desaparecen, como Coltejer, símbolo industrial de la región, que despidió sus últimos 5 empleados el pasado 16 de enero.

Entre las 10 principales compañías departamentales solo hay dos del sector manufacturero, y apenas una de ellas exporta. Algunos se preguntarán: ¿pero si no vamos bien porque hay tanto dinero? Lo respondo sin detalles por el momento: “economía subterránea”. 

¿Cómo serán los primeros días de gobernador y alcaldes? Algo saldrá de las comisiones de empalme, algo de la experiencia de los funcionarios nombrados, algo de los antecedentes y planes de desarrollo pasados, algo de las presiones políticas, algo de las iniciativas de los propios mandatarios, y algo de lo de siempre.

Finalmente escucharemos qué se va a hacer, o sea lo que siempre se nos ha dicho que se va a hacer. Créanme que así será. Se preparan gremios, asociaciones y universidades para visitar a los funcionarios nuevos a fin de presentarles propuestas de estudios y de trabajos, prácticamente las mismas de siempre, pero rebautizadas, las mismas que les permitieron en pasadas administraciones acceder a recursos de los presupuestos públicos.

Y también se mantendrá el relativo divorcio entre el sector privado y los gobiernos, notorio con la ausencia de alianzas público-privadas que tengan como objeto el desarrollo de proyectos conjuntos para la producción y exportación de bienes y servicios, como por ejemplo chocolates, cafés especiales, o productos agroindustriales, o para el rescate de sectores, tales como confecciones, calzado y marroquinería. 

Tengo un gran amigo “exportado” por el sector textil nuestro a Centroamérica, pero pagado por alemanes, quien hace por empresas de esa región lo que nadie hace en Antioquia para recuperar nuestras exportaciones de ropa, y tengo otro amigo descansando sin ganas de descansar que es un genio para las exportaciones de productos agroindustriales; y uno más, el mejor en materia eléctrica, ganador en Colombia del premio nacional al exportador.

Son solo tres casos de personas que en mi opinión deberían hacer parte de un equipo de expertos sectoriales dispuestos a concebir y proponer mecanismos e instrumentos para la ejecución de proyectos específicos de apuestas productivas para el mercado global, mediante la conformación de alianzas público-privadas, con participación de entidades gubernamentales y privadas extranjeras que concedan recursos no reembolsables, y de inversionistas nacionales y extranjeros.

Y lo mejor, esto podría darse gracias al Binomio de Oro, Fico y Andrés Julián, quienes repetirían como se hizo años atrás con la obra del túnel de Toyo (mejor Guillermo Gaviria) la participación conjunta Gobernación de Antioquia-Alcaldía de Medellín en proyectos de alto impacto para la producción regional y para nuestra internacionalización. Todos queremos que lo haga muy bien este binomio, mejor que Petro…, Noel, el Burro Mocho.