1 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Turquía en mi corazón 

Por Fernando Panesso Serna 

Turquía representa para millones de personas, un imaginario colosal de culturas y de imperios, un país convertido hoy en una potencia que se enclava en uno de los puntos geoestratégicos más cruciales del mundo. 

Lo era para mí, cuando acepté el nombramiento que me hicieron el presidente Juan Manuel Santos y su canciller María Ángela Holguín. Resonaba particularmente significativo en Colombia, donde la diáspora de habitantes del Imperio Otomano había determinado como “turcos” a los habitantes de sus múltiples y regidos países. 

La misión diplomática que se me asignó fue instalar formalmente la primera embajada de Colombia en ese país, extendida a algunos otros de la región asiática, con sede en Ankara, su capital. Comenzó, entonces, para mí, un periplo inolvidable de actividades y realizaciones. Convertido en un alfil incansable de ese trascendental ajedrez de relaciones internacionales, viví una de las experiencias más importantes de mi vida. Cuando fui nombrado embajador de Colombia en el Ecuador, me alejé físicamente de Turquía, pero ella quedó en mi corazón. 

Por eso se llama “Turquía en mi corazón” el libro que escribí reseñando algunas visiones de ese grandioso país. Como bien lo explica Carlos Gustavo Álvarez en su bello prólogo, la designación fue un elíxir de corazonadas, imanes literarios y pálpitos familiares, que pudo verterse en tan acertada empresa diplomática. 

Quiero invitarlos, aprovechando la hospitalidad de este espacio, a bucear en sus páginas tesoros de cultura y de historia, esparcidos en las brillantes ciudades de Turquía, en sus ruinas romanas y monumentos bizantinos, en la epopeya del Imperio Otomano, que vieron mis ojos y se quedaron para siempre en mi corazón.