18 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Sinvergüenzas amparados en la democracia representativa

Por Claudia Posada:Tan impredecible como la expansión del covid-19 y su control definitivo, resulta vaticinar cuál será el rumbo de la economía colombiana.

Tal vez para los banqueros y grandes industriales no sea tan inciertas las perspectivas como sí lo son para trabajadores de pequeñas y medianas empresas al igual que para sus patronos, algunos tipos de comerciantes, y en general para quienes la recesión que se avecina los afectará sensiblemente.

En cambio el sector bancario ya se aseguró. Según una nota titulada “De eso tan bueno no dan tanto” publicada  en este mismo medio, el Banco de la Republica hizo un préstamo a los banqueros por más de trece billones de pesos; es decir, se llevó a cabo una transacción que es habilitada en momentos de crisis financiera, o de cara a ella como lo es este momento no sólo en Colombia, también en otras latitudes.

Señala otra edición reciente de El Reverbero de Juan Paz, que el Senador Rodrigo Lara hizo la denuncia relacionada con el destino de esa jugosa cifra, la que fue empleada, dijo, para los intereses particulares de los bancos.

No debería extrañarnos esa marrulla tan vieja como el sistema bancario mismo, pero cada vez duele más tal realidad de la clase dominante, en particular cuando han quedado al descubierto como nunca las desigualdades tan profundas que ciertos sectores de la sociedad, minoritarios por cierto, pero muy poderosos pues deciden toda suerte del país,  ignoran, obviamente, para su beneficio económico.

Como siempre, el Estado sale a colaborarles, y los políticos callan porque entre Estado, empresarios y políticos se da el juego triunfante del favor mutuo.

Aceptemos que siempre existirán las clases sociales y que los empresarios dinamizan las economías, pero no deberíamos aceptar que se golpeen a las clases medias castigándolas duramente con los altos intereses que son el bienestar de los banqueros.

Para que circule el dinero también se necesitan los pequeños y medianos emprendedores, muchos de los cuales por la situación a la que nos hemos sometido para cuidar la vida, no podrán sobrevivir como independientes; esto significa  que posiblemente muchos de ellos tendrán que ofrecer su fuerza laboral o empezar de cero, si no es precisamente que se metieron en deudas bancarias que son, desde siempre, usureras.

Es difícil ponernos en los zapatos de quienes viven el día a día con muy escasos recursos conseguidos en la calle, en el rebusque honrado, pero el sentimiento de solidaridad nos impulsa a dar algo para ellos; por lo tanto, enterarnos que las mismas autoridades gubernamentales del orden regional y local aprovechan para robar de manera infame, amparados en las facultades temporales que les da el Estado para salirse de la reglamentación y llevar alivios a los más vulnerables, hiere profundamente.

Esa es la clase política que maniobra con algunos privados para malversar los recursos públicos. Han sido inútiles las marchas, plegarias e intervenciones sensatas de los pocos congresistas que quieren priorizar en lo que respecta a la Salud y a la Educación, tales aspiraciones son apabulladas por unas mayorías mezquinas.

Aunque el pueblo colombiano quiere que se castiguen, como lo merecen, a los corruptos, no ha sido posible porque habilidosamente se cierran los caminos que podrían llevar al cumplimiento de ese sueño popular; y es que, como ciudadanos, no nos hemos propuesto echar mano de las herramientas democráticas que nos da la Constitución del 91, nos hace mucha falta la educación que transforme nuestra cultura negligente en cuanto a fortalecer la democracia participativa, dejando que por todos decidan unos cuantos sinvergüenzas amparados en la democracia representativa.

¿Por qué Suiza es la sociedad admirada y envidiada? Porque allá deciden los ciudadanos hasta lo más mínimo que impacte a la comunidad o a colectivos ciudadanos.

Su modelo de participación incluye instrumentos de una democracia directa y vinculante; hacen realidad el referéndum obligatorio, el referéndum facultativo y la iniciativa popular.

Son derechos que todos conocen y respetan.