10 diciembre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Se atreverán?

Haga Click

Image Map

La decisión de la Suprema implica que Santrich perdió todos los beneficios y puede ser extraditado.

Por Mauricio Vargas (Foto)

No es fácil poner las cosas en claro en el despelote que los altos tribunales han armado en el caso del excomandante de las Farc que lleva el alias de Jesús Santrich, pillado en un video en 2017 mientras negociaba un cargamento de cocaína con rufianes del cartel de Sinaloa. Tras su primera captura por orden de la Fiscalía, avalada por un juez de garantías y con fines de extradición a Estados Unidos, la Jurisdicción Especial para la Paz se le atravesó al asunto y puso en duda que el delito fuese posterior a la entrada en vigor de los acuerdos Gobierno-Farc.

Hace dos semanas, la JEP ordenó que Santrich fuera liberado, pero, apenas salió de la cárcel, la Fiscalía lo recapturó por nueva evidencia que abundaba en lo que hace rato no ofrece dudas sobre las conductas mafiosas del personaje. Y entonces, esta semana, intervino la Sala Penal de la Corte Suprema, que, alegando que un fallo del Consejo de Estado determinó días antes que Santrich tiene condición de congresista –lo que implica que es un aforado al que solo puede procesar penalmente la Suprema–, tomó dos decisiones: la primera, liberarlo, pues asume que su detención era ilegal pues solo la Suprema puede ordenarla; y la segunda, iniciar contra él un proceso por narcotráfico y analizar si puede ser extraditado. (Lea la columna).