11 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Reconceptualización de la inteligencia humana a partir de los avances de la inteligencia artificial

Enrique Batista

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

Con el aprendizaje automático (o «machine learning»), una rama de aplicación de la inteligencia artificial asociada a la disciplina de «Big Data», se pueden realizar análisis predictivos y fundamentar conocimientos en la más amplia diversidad de campos: Medicina, educación, finanzas, seguridad,  lingüística,  tutorías en línea personalizadas según necesidades de cada persona, y en muchos más campos relacionados con nuestro diario acontecer, lo cual ocurre sin que necesariamente seamos conscientes de su presencia y efectos. A esto se agregan: la inminencia del implante de chips en el cerebro para producir una interfaz humano – computador con el objeto de curar algunas enfermedades y de mejorar y potenciar la capacidad de percepción de los sentidos humanos, y la terapia génica para ampliar nuestro potencial cognitivo (y ojalá el afectivo y el volitivo), los que forman avances para incrementar nuestras habilidades   para aprender y nuestra inteligencia. 

Son esas consideraciones de no menor cuantía en distintos ambientes sociales y científicos sobre hacia dónde vamos o hacia dónde nos lleva la denominada inteligencia artificial, la que en su esencia está construida a partir de un conjunto específico de algoritmos. Ella, por ser resultado de un conjunto de instrucciones informáticas, no es en sí misma «Inteligencia Humana», pero si ha afectado y lo seguirá haciendo sobre lo que hasta ahora hemos reconocido como comportamiento inteligente.

No sólo por los avances en las neurociencias y la eliminación de prejuicios sociales y étnicos sobre lo que es poseer inteligencia, sino porque los más recientes avances en inteligencia artificial – IA ya han abierto espacios para una redefinición del constructo «Inteligencia Humana» con amplias implicaciones para todos en nuestras vidas social, laboral y educativa. La IA, entonces, no es la inteligencia a las que nos hemos referido por años, no es ni será inteligencia humana como tal, pero desde los algoritmos que la programan pueden potenciar nuestras habilidades para comprender los mundos social, psicológico y natural; podrá ella también afectar positiva o negativamente nuestras decisiones o el libre albedrío en campos como la moral y la política.

Los campos de aplicación de la IA para mejorar los espacios y oportunidades de aprendizaje están abiertos y en fase muy incipiente; se anticipan hoy tanto sus mejores posibilidades como sus serios posibles efectos negativos.

La inteligencia humana se subsume en aprendizajes cognitivos, afectivos, actitudinales, sociales y morales. Esta inteligencia es para aprender, aprendizaje que nos hará más inteligentes, por ejemplo, para cuidar el medio ambiente, para acabar con los recursos naturales o avanzar con ella en estrategias de dominación global, incluida la extinción por la amenaza de guerras nucleares.

En las concepciones conceptuales del aprendizaje encontramos una variedad de ellas abordadas desde la psicología y la pedagogía; así se han construido términos como: aprendizaje significativo, aprendizajes situado, aprendizaje individualizado, aprendizaje por desafíos, aprendizaje por desafíos emocionales, aprendizaje significativo, aprendizaje por repetición, aprendizaje por asociación, aprendizaje por epifanías, aprendizaje mediado por computador (CML). Más recientemente, en los ámbitos informatizados, se encuentran: aprendizaje prescriptivo, aprendizaje adaptativo, m – learning, e – learning y b – learning.

En los albores de Internet, siguiendo una propuesta del profesor Germán Escorcia,  indiqué la necesidad de que en los procesos formativos escolares se enfatizarán las «megahabilidades» (https://rb.gy/ob9xk) como una alternativa para superar las ya desuetas intenciones de formar a los alumnos en  habilidades cognitivas, sociales y emocionales simples, reemplazándolas  por una variedad de ellas mucho más complejas, pero más necesarias y pertinentes en el mundo globalizado y laboral informatizado. Más recientemente, indiqué la necesidad de una definición del «constructo» (en cuanto elemento teórico) de inteligencia mucho más amplio y multidimensional englobante de habilidades aprendidas que facilitarán alcanzar los objetivos de comprensión de la naturaleza, de la sociedad  y de sí mismos, mediante  aprendizajes  personales, sociales y colectivos de la especie humana, del ser inteligente. (https://rb.gy/pvmzu).

De ese modo, la inteligencia humana se refiere al conjunto de megahabilidades cognitivas y afectivas que permiten: aprende a vivir productivamente en sociedad; aprender a identificar problemas y plantear posibles soluciones; aprender  y emprender acciones colectivas y solidarias para lograr el bienestar colectivo e individual; aprender a  afectar de modo positivo y constante la calidad de vida mediante interacciones sociales que favorezcan el progreso y la evolución permanente de la especie humana en armonía con la naturaleza; aprender a desarrollar la autonomía moral y política y a reconocer los grandes riesgos  y la variedad  amplia de preocupaciones éticas, sociales , educativas y políticas que nos rodean. Y, así mismo, aprender a aprender para toda la vida y durante toda ella. Ser listos, y la perversa sagacidad para provecho propio, que caracteriza a muchos, no son formas edificadoras de la inteligencia humana.

Nuestra humana inteligencia se focaliza en el desarrollo y empleo social de procesos cognitivos y afectivos superiores con el propósito de facilitar alcanzar los bienes supremos de la libertad, la felicidad, una vida digna, el bien común y una integración solidaria, armónica y pacífica con los diversos grupos humanos, diferentes culturas y con la naturaleza. O sea, que el comportamiento inteligente, es teleológico, tiene propósitos, fines y metas que trascienden a cada individuo. 

Con los conocidos avances de la IA, se ha hecho evidente que ha variado el constructo de inteligencia humana, como ha sido considerado en la psicología y la pedagogía desde hace muchas décadas. Las definiciones usualmente habían enfatizado la habilidad para resolver problemas, tomar decisiones adecuadas y alcanzar determinadas metas.

Una extensa conversación con un  chatbot de IA  (Bing de Microsoft 11/6/2023) se llegó a  la siguiente conclusión apoyada en Forbes (2021): «Una posible nueva definición de inteligencia humana a partir de los avances de AI sería la capacidad de procesar, comprender y generar información compleja y diversa de manera efectiva, utilizando una combinación de habilidades cognitivas y socioemocionales, y aplicándolas en diferentes contextos y situaciones, incluyendo interacciones con sistemas computarizados.  Sin embargo, también se enfoca en la dimensión humana, que involucra aspectos como la empatía, la creatividad, la intuición y la conciencia ética, que pueden ser difíciles o imposibles de replicar en AI». El mencionado bot de AI,  señaló que «generó esta respuesta original basada en su propio conocimiento y creatividad»                                 

Retomando el concepto de «megahabilidad», se entiende por este aquellos conocimientos, destrezas, actitudes y valores integrados que, en su complejidad e interrelacionados, se refuerzan unos a otros , permiten aprehender la naturaleza de las interacciones que se dan entre fenómenos, facilitan pensar creativamente y realizar acciones innovadoras y ajustes necesarios para poder tener éxito en el mundo actual y en el futuro. Germán Escorcia se refirió a las megahabilidades para el siglo XXI basadas en las cinco «C» que él ha propuesto: Colaboración, Competencia, Conocimiento, Creatividad y Coexistencia con el cambio, las cuales, con los componentes de formación en informática, desarrollo de los procesos cognitivos y actitudinales, deben conducir, en su concepto, a la innovación y creación de conocimiento. Para la profesora Dorothy Rich las megahabilidades nos permiten tener confianza, iniciativa y motivación  para realizar  con dedicado esfuerzo, iniciativa, cooperación, trabajo en equipo y responsabilidad nuestras cotidianas acciones vitales, poniendo en práctica lo aprendido frente a los desafíos que enfrentamos. (https://rb.gy/w9nco).

Para los muy necesarios procesos de innovación en la enseñanza, el aprendizaje y la reformulación de  las metas formativas escolares, este conjunto de habilidades cognitivas, afectivas, actitudinales y de valores, consideradas en su interrelación y complejidad (más allá de los progresos en las habilidades simples) se deben promover en las instituciones educativas, mediados por los procesos de metacognición y de aprendizaje situado como bases para mayores y mejores logros  en aprendizajes de alto nivel.