20 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

¿Qué pasa con los parqueaderos en predios cercanos al aeropuerto José María Córdoba?


·      No tiene permiso de funcionamiento del municipio.

·      Parqueadero invade retiros de quebrada Yarumales.

Mientras los funcionarios del municipio de Rionegro y CORNARE miran para el cielo, propietarios de parqueaderos de la glorieta del aeropuerto tugurizan llegada a Medellín.

El hecho se convierte en un grave problema para los residentes del sector. Víctimas de los abusos de lo que muchos residentes tradicionales de la zona están llamando “la inmensa lavandería de los parqueaderos”, ahora ven cómo uno de ellos, Ecopark, llegó a la usura de guardar los vehículos sobre la orilla de la quebrada Yarumales sin respetar el retiro obligatorio de los treinta metros del cauce que exige la norma. 

Lo perverso de la situación es que el parqueadero no tiene permiso de funcionamiento, según respuesta del municipio de Rionegro a derecho de petición hecho por un ciudadano en agosto pasado (Subsecretaría de Ordenamiento Territorial, radicado 2022RE029520, del 1º de noviembre de 2022).

El terreno ocupado sólo tiene concepto sobre uso de suelo, lo que no otorga derechos al peticionario, según radicado 20199206911 del municipio.

Aun así, el estacionamiento rudimentario invadió desordenadamente los humedales de la quebrada Yarumales, selló un nacimiento de agua que había dentro de los lotes arrendados, pavimentó las áreas de protección y conservación ambiental, y la faja de la ronda hídrica, necesarias para la amortiguación de crecientes y el equilibrio ecológico de la fuente, desplazando, además, la rica fauna que habitaba el sector. Taló todos los árboles. Los últimos, a la orilla de la quebrada, lo hicieron al amanecer del sábado 24 de junio, entre las dos y tres y media de la mañana, para evadir a las autoridades ambientales, y sin importarle al administrador el reposo de los vecinos.

Un informe de Rionegro entregado a la comunidad evidencia la ocupación ilegal de los suelos sin respetar las obligaciones urbanísticas y demás afectaciones del predio. 

“Las estructuras destinadas a parqueaderos ocupan parte del área de conservación ambiental, asociada a la ronda hídrica de la quebrada Yarumales” (respuesta a derecho de petición). 

La construcción no garantizó la no contaminación con vertimientos de aguas residuales. Por el contrario, encauzó las aguas del negocio hacia la quebrada, por la orilla del camino veredal, lo que aumentó la erosión en la parte occidental del puente de entrada de la vereda.

El cinismo del cacharrero paisa es tal, que ha montado en torno al parqueadero cuanto negocio se le ha ocurrido sin los permisos respectivos y sin personal especializado. 

Primero, levantó sobre la vía principal un “market”, invadiendo el paramento de la autopista.

Después, acondicionó dos casas abandonadas dentro de los lotes, y les puso los nombres pomposos de “Hotel campestre Llanogrande” y “Hotel canino”, sin los requisitos de ley exigidos. 

El hospedaje de animales agudizó el problema para los residentes del sector. En el corral los animales ladran y lloran día y noche, porque no son atendidos adecuadamente. Los perros que dejan allí los viajeros permanecen solos, sin el cuidado de especialistas y veterinarios.

Lo extraño de todo es que las quejas de los vecinos en la administración municipal quedan en el aire porque cuando los funcionarios visitan las instalaciones denunciadas terminan por enviar “informes técnicos” que hablan de otra cosa, y no de los atropellos evidentes. Lo que hace pensar a las personas perjudicadas que “algo extraño” se mueve debajo de los escritorios de los empleados.

Con la invasión de los parqueaderos, Rionegro y Medellín, y los residentes de la zona, perdieron el encanto de la carretera antigua de Sajonia, con sus casas y quintas de verjas antiguas y hermosas, y el disfrute visual de las áreas de recreación pasiva y los corredores bióticos.

Ahora el paisaje tugurizado con las construcciones de guadua, latas oxidadas y plásticos viejos, de los parqueaderos sin orden, y de las ventas callejeras en la glorieta, no ofrece ningún atractivo para la llegada a los valles de San Nicolás y Aburrá. 

No obstante, los mandatarios seccionales siguen retratándose para la prensa, y prometiendo un plan de desarrollo orgánico para el oriente antioqueño.