20 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué lee Gardeazábal: La realidad es absolutamente efímera

Gardeazabal

@eljodario

·      De Cecilia Caicedo Jurado, editado por Klepsidra

Este libro tuve que leerlo dos veces. Inicialmente creí que se trataba de una olvidada estructura de espejos implementada para narrar una consulta siquiátrica. Pero como me causó inquietud, volví a leerlo con cuidado y no en vano porque Cecilia Caicedo es una profesora emérita de la Tecnológica de Pereira, ensayista y narradora consumada y su último texto lo había aplaudido en estas notas.

No estaba equivocado. Es un libro novedoso sobre un problema eterno: el hombre al que declaran loco y que seguramente no lo era. Partiendo de la base admitida que han sido muy pocos los locos de verdad que después de una cura de reposo escriben sobre su locura, la narración se le toma desde distintos ángulos y en 17 breves fotografías verbales oímos las versiones del paciente siquiátrico, de su cruel y despiadada terapeuta, de su primera novia y de sus mujeres, de sus amigos y socios y de don Pedro Manrique, que bien puede ser el noble castellano o una tomadura de pelo de la narradora.

Entre todos ellos construyen la historia del desquiciamiento del personaje, mirándose uno al otro a través de un espejo invisible, pero sin dejarlo salir del encierro del hospital siquiátrico donde lo han sepultado en vida más por incapacidad de la terapeuta que dizque lo ha tratado que por su crisis sicológica.

Poco a poco el libro va volviéndose una denuncia contra esa clase de tratamientos o una diatriba contra los prejuicios de las clases sociales que separan en gustos y gastos pero no en amores, más como es tanta la historia que podría desencadenarse, 17 breves relatos resultan pocos aunque dejan un gran sabor a literatura renovada, a capacidad descriptiva y a pecadillos provincianos que vuelven a veces presumida la prosa.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.

Un libro para internarse sabiamente en la demencia ajena. Para entender la injusticia de los loqueros y juzgar sin condenar a esa rama de la medicina tan subvalorada como quisquillosa, llamada siquiatría. Una novela corta meritoria. Aplausos.