2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué lee el maestro Gardeazábal: la vida de Antonio Arango

Gardeazabal

@eljodario

·      Reseña de la biografía del banquero manizaleño de Pedro Felipe Hoyos

No es muy común conseguir en un libro biográfico una radiografía paralela del temperamento, características y comportamiento de los ciudadanos que rodean durante su vida al personaje central.

En este libro titulado “ANTONIO ARANGO GUTIÉRREZ, la biografía de un banquero manizaleño”, se consigue tal éxito de manera magistral y muy por encima del desorden y el descuido con que fue armado por falta de curia editorial.

Por sus páginas se puede entonces conocer los elementos constitutivos de esa manera tan peculiar y tan renombrada de cómo actuaron las gentes de Manizales para llegar hasta donde llegaron al promediar el siglo 20.

Usando como pretexto la vida del abogado Antonio Arango Gutiérrez, un luminoso fruto de los troncos familiares de sus abuelos, los generales Marcelino Arango y Pompilio Gutiérrez, el historiador Hoyos Körbel logra contar cómo se fue construyendo Manizales de pueblito paisa de bareque a ciudad procera de hierro y cemento. Como tal plantea una verdad de puño aunque se atreve a juzgarla al mismo tiempo como el origen del posterior derrumbe en que ha caído por estos dóías.

Para él, y para muchos, Manizales adquiere su prestigio y su respeto porque fue capaz de reconstruirse luego de los incendios de 1922, 1925 y 1926, que la consumieron en un 80%. Y para cualquier lector del libro resulta muy fácil deducir que esa batalla heroica pudo librarse porque al mando de Manizales estaba, en la primera fila o tras bambalinas el abogado Arango Gutiérrez, que ejerció más como el banquero excelso que como el jurisconsulto que llegaría a ser magistrado de la Corte Suprema si la muerte no lo hubiese interrumpido unos días antes de su posesión.

Sin duda alguna era un monstruo del pensamiento y de la acción. Sus escritos políticos y económicos publicados en este libro son apabullantes. Su gesta como concejal, como secretario de despacho de alcaldes y gobernadores, pero sobre todo su habilidad mayúscula como banquero en una ciudad quebrada económica y físicamente, lo mitificó para siempre.

Lástima que esa clase de gente no la haya vuelto a parir Manizales porque la reemplazaron por una casta dirigente de oligarcas pobres, aferrados a ordeñar sus presupuestos públicos.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.