17 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué lee el maestro Gardeazabal: “La niña de La Loma”

Gardeazabal


@eljopdario

·      De Gerardo Meneses, editada por Loqueleo

Gerardo Meneses es un reconocido y admirado profesor de la Escuela Normal de Pitalito. Sin salir de su terruño, Meneses ha logrado recibir premios por doquier con sus narraciones para niños y jóvenes. Los ha logrado en Colombia y en Alemania y en Grecia.

Hace parte de la lista White Ravens y de la de IBBY. Ha sido editado desde 1986 por varias casas especializadas en esta clase de literatura y como tal ha resultado siendo leído por miles, por millares de jóvenes colombianos y aplaudido por ancianos como yo.

En esta oportunidad ha sacado “La niña de La Loma”, una narración prolongada quizás demasiado para los fugaces lectores de hoy, pero dotada de una característica que la hará sin duda alguna universal: está tan ingenuamente narrada que se vuelve en una joya tramada para independizar a sus personajes y hacerlos sobresalir con una tensión cortaziana. Así puede llevar al personaje de la orfandad a la convivencia con el padre viudo, reemplazando espacios y cariños. Pero de manera contraria recrea el ámbito provinciano, el olor a los efectos lejanos o cercanos de la guerrilla o el afecto por el pueblo más distante aún donde su padre, médico, ha conseguido que lo trasladen desde Bogotá para matar la pena por la muerte de su esposa, la mamá de la niña personaje que se crece página tras página mientras reinterpreta los silencios o decisiones de su progenitor.

Es un libro que puede leerse con esperanza o con lágrimas en los ojos. Mira el mundo desde el ángulo que también lo viven y sufren una chiquillada preadolescente que, como tantos millones de colombianitos, corre la aventura de ir conociendo el amor mientras recorren el pueblo en un par de bicicletas o mirando la pantallita del celular.

Este libro, entonces, debe tener mucho éxito entre la chiquillada que, pese a la frigidez de la modernidad digital, o parapeteada con su ayuda, sigue descubriendo el amor y repitiendo las curvas o ilusiones que sus lectores recorrimos hace tanto tiempo y que acaso hasta lo habíamos olvidado. Repito, ¡es una joya!

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal