20 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué lee el maestro Gardeazabal

Gardeazabal

Relato de un Milagro, de Pacho Escobar y José Alejandro Castaño

Hace una semana dije que el libro de Coronell sobre los niños perdidos en el Amazonas era una cátedra de periodismo investigativo. Este libro, “Relato de un Milagro”, de la editorial Peregrino, es sobre el mismo tema, los mismos personajes, las mismas circunstancias, pero narrado poéticamente, atiborrado de metáforas y, muy especialmente de calor humano.

En este libro las descripciones de los niños rescatados son tan sensibles y pletóricas de sentimiento, que conmueven al más frio lector. Por supuesto, como el libro del par de curtidos reporteros fue hecho con visión literaria y no buscando ser convertido en libreto de Neflix, todos y cada uno de los personajes son caracterizados.

No establece límites, hay trabajo literario para hacer vivida la bullaranga de los 60 nasas que llevaron desde el Cauca a ayudar a encontrar los niños, o como para uno imaginarse el olor a chivo sin bañar de los miembros del grupo Jungla, que se la juegan hasta el último instante. Cada página, igual que cada uno de los estupendos dibujos que intercalan la narración, hacen parte de un producido estético que deja satisfecho a cualquier lector. Pero, en especial, el libro se caracteriza porque todos los personajes resultan siendo tan humanos cuando enfrentan la selva que hay quienes aceptan y respetan al duende o le dan a la manigua más furor enfrentándola después de trabas inmensas de yagé como si brotaran de las páginas de La Vorágine de José Eustasio Rivera.

Para poderlo hacer, Castaño se fue al ámbito donde se buscaban los niños acompañando al general Pedro Suárez, el militar que habla como si perteneciera a la Academia de la Lengua, y sin elevarlo a ningún pedestal nos permite que los lectores reconozcamos que la gesta fue posible porque ese general comandante de las fuerzas especiales la coordinó mientras embadurnaba de lógica y liderazgo el accionar de sus hombres y de los indios putumayenses que finalmente los encontraron.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.

Lo contundente, empero, es que este libro termina siendo entonces un homenaje literario a los héroes que hallaron los niños y un nicho para honrar eternamente a Lesly, la hermana mayor de los huérfanos accidentados, la gran heroína de esta hazaña llamada en clave de radio por los militares como “milagro”.