3 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué está leyendo Gardeazábal: Patria y vencejos

Reseña de los libros de Fernando Aramburu 

En el trópico no hay vencejos ni estorninos. Pero desde cuando el más grande poeta cartagenero (y por qué no de Colombia) el Tuerto López, escribió el poema a su ciudad  y nos enseñó, al lado de los zapatos viejos, aquella estrofa sobre lo que terminaron siendo los cartageneros “Fuiste heroica en tus años coloniales/ cuando tus hijos, águilas caudales/ no eran una caterva de vencejos”, hemos aprendido lo que significa esa palabra para referirse a los pájaros que duermen en el aire y a buscar en el diccionario que simbolizan de verdad los vencejos. 

Movido quizás por ello o por la curiosidad de cómo un escritor que escribió PATRIA, la obra fundamental de la tragedia vasca donde se reconocen, se critican, pero se aprenden, todos los alamares de su nacionalismo y del dominio violento a donde los llevó estúpidamente ETA, apenas vi en las listas de los libros que Fernando Aramburu había publicado luego de tantos años una novela, “LOS VENCEJOS”, hice el pedido.  

Mientras me llegaba en estas épocas de conteiner varados, volví a leer la mamotrética PATRIA. Confieso que la novela de los vascos agarrados de la nada me impresionó nuevamente y supuse acertadamente que LOS VENCEJOS nunca podría ser igual ni podría superarla. PATRIA es una novela en donde se usa una familia para mirar y medir la realidad horripilante del dominio del nacionalismo vasco hasta llegar a la esclavitud adonde llegaron con ETA.  

LOS VENCEJOS es una novela sobre una familia que ya se acabó, sobre un profesor que ha tomado en su soledad la determinación de suicidarse dentro de un año y cuenta, detalle por detalle, recuerdo por recuerdo, los 12 meses de vida que le quedan teniendo apenas como compañía a su perra Pepa y como amigo a Patachula, un jubilado de la batalla sangrienta que piensa más como cojo que como habitante de una ciudad. Obviamente una narración que se cierra sobre sí misma y que desde el comienzo solo tiene una puerta de salida en donde el personaje o se mata o no se mata, termina siendo una novela adormecedora así la perra Pepa no hable, pero haga tanta bulla y demuestre tanto afecto por su amo. 

Leerla, entonces es recordar a cada página que Aramburu hizo una gran novela vasca y que esta apenas si alcanza a ser un texto inquietante, aunque impecablemente escrito.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazabal.