4 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Qué está leyendo Gardeazabal: Los recuerdos de Hommes

@eljodario 

En Colombia no ha sido costumbre leer las memorias de quienes nos han gobernado o ejercido cargos de responsabilidad pública. Probablemente, porque no le creemos a la historia nos prefieren a que seamos los novelistas quienes repasemos entre nubes de ficción la realidad. O, tal vez, porque siempre anhelamos volver a tener un presidente que escriba bien y no que le escriban sus discursos o sus memorias.  

Por alguna de esas razones que nuestra malicia indígena sospecha con toda razón, lo cierto es que no le paramos bolas a los recuerdos de quienes han sido baluartes de nuestra evolución política, económica o histórica.  

El mejor ejemplo de la poca atención lo tuvimos por estos días cuando se armó la escandalera por la carta de los Rodríguez a Pastrana de hace 20 años, cuando ella había sido publicada mucho antes en el libro de memorias del expresidente. Y como para que no quede duda del desprecio nacional por esa clase de textos, hace unos meses salió un libro graciosamente escrito y lleno de detalles valiosos de Rudolf Hommes, el exministro de Hacienda de César Gaviria, pero han sido muy poquitos los que se lo han leído y más escasos aun los que se han atrevido a comentarlo. 

Antes de que se olvide en algún estante de las agonizantes librerías, quiero dar unas pinceladas sobre él para ver si hay lectores capaces de corroborar lo que el exministro afirma o de abrir los ojos y sonreírse en silencio con la colección de pilatunas de estudiante, la escalera de infidelidades matrimoniales o el desparpajo con que lo cuenta como si se sintiera orgulloso de haberlas cometido. 

Son tantas y tan diversas y con tantos personajes esas aventurillas narradas en este libro, como es tan reiterativo en contarnos poco a poco quien fue su padre, el profesor socialista alemán de la preguerra que huyó  de Hitler para sentar cátedra en Colombia, que a veces uno siente como si Hommes no estuviera escribiendo un libro serio de memorias sino una biografía novelada, cargada de humor, de suspenso y de latigazos al establecimiento, al que sin vergüenza alguna reconoce haber ordeñado a lo largo de su existencia. 

Leerlo entonces termina siendo un placer divertidísimo pese a que en las 465 páginas del libro pretenda una y otra vez hacernos creer que no ha escrito la novela de su vida.

Escuche al maestro Gustavo Alvarez Gardeazábal.