1 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Presencia y persistencia de la abominable esclavitud infantil 

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com

Niños, niñas y adolescentes continúan siendo esclavizados, no sólo en los países más pobres, sino en todo el mundo. Datos de la UNICEF indican que hay en el mundo más de 400 millones de niños y niñas (entre 5 y 17 años) sometidos, a tan tierna edad, a trabajos peligrosos e inhumanos, a la esclavitud y explotación infantil, a torturas físicas y psicológicas y a acciones humillantes contrarias a la dignidad humana y a la ternura que debe acompañar en su crecimiento a los niños. A todos ellos, que entran a formar parte de una industria lucrativa, se les violentan sus derechos humanos fundamentales y se afectan, por siempre, su desarrollo intelectual y la salud física y mental; muchos también sufren de muerte prematura. (https://tinyurl.com/497426wv).   

Por una inveterada costumbre en la India, un niño llamado Iqbal Masih a la edad de 4 años fue cedido por su padre a fabricantes de alfombras para recibir a cambio el dinero (cerca de diez dólares) con el cual poder pagar los gastos de la boda del hijo mayor. Costumbre arraigada y validada en esa cultura.  Era un préstamo, a manera de prenda, como si fuera una mercancía depositada en una casa de empeño. 

Es fácil imaginar la cantidad de sufrimiento que padeció el pequeño Iqbal a tan corta edad para incorporarse a una fábrica y trabajar 12 horas o más diarias, bajo muy adversas condiciones de insalubridad, maltrato y falta de adecuada alimentación, lo cual afectó severamente su desarrollo físico y mental. A la edad de 10 años, se escapó de sus esclavistas y, asociado con otros niños, se convirtió en un activista social para denunciar la barbarie a la que eran sometidos los niños como esclavos en la mencionada fábrica. Su voz alcanzó eco en la comunidad mundial. El 16 de abril de 1995, a la edad de 12 años, fue asesinado, acción criminal que fue atribuida a los mercaderes de las alfombras. Ese día, 16 de abril, se fijó para conmemorar, cada año, el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil. (https://tinyurl.com/4a9ebynk).  

Se sabe que la esclavitud es un delito cruel, combatido sin mucha perseverancia y firmeza alrededor del mundo, por ello, esta atrocidad contra los niños sigue presente.  

La esclavitud, como tráfico de niñas y niños, se asocia a: violencia física ejercida contra ellos, la explotación sexual (abuso sexual infantil), pornografía, matrimonio forzado, tráfico de órganos, trabajos insufribles en las calles, minas y campos agrícolas, la mendicidad a favor del esclavizador (muchos de ellos entregados en arriendo por días, a veces con desfiguración corporal intencionada). Asumen los niños roles como esclavo doméstico, campanero para delincuentes, delincuencia en escala pequeña, sicariato, o combatientes en conflictos armados. Sufren, además de tratos crueles, de violación sexual y de variedad amplia de enfermedades, incluidas las de transmisión sexual. (https://tinyurl.com/cere5ubp).  

En muchos lugares, y por muchas personas en el mundo, el abominable y execrable hecho de que exista en pleno siglo XXI la esclavitud, y en particular la infantil y de adolescentes, es considerado, bajo una variedad de explicaciones, como una práctica aceptada y justificada, como hechos escasos que le ocurre, talvez, a algunos pocos, a pesar de que está clasificado como un delito grave y de que los niños, niñas y adolescentes esclavizados son víctimas inocentes, sin reparación total posible, dadas las secuelas, cicatrices físicas y mentales, que arrastrarán a lo largo de toda la vida por los sufrimientos que la ignominia de la esclavitud les crea. En Nigeria, la inmensa mayoría de los niños esclavizados son vendidos por sus padres. 

Sin embargo, se precisa reiterar que hay un abuso inmenso contra los derechos humanos de niños y niñas. El «Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas», promovido por la ONU en el año 2000, fija, con criterio de aplicación forzosa universal: «La captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de un niño con fines de explotación se considerará ‘trata de personas’». Entre los fines de este Protocolo, están: «Prevenir y combatir la trata de personas, prestando especial atención a las mujeres y los niños; b) Proteger y ayudar a las víctimas de dicha trata, respetando plenamente sus derechos humanos».  (https://tinyurl.com/34fmmabm). 

De otra parte, «La Convención sobre los Derechos del Niño», de 1989, señala que, por niño, se entenderá toda persona menor de 18 años; en su artículo 34 bien resalta que  es obligación de los Estados  proteger a los niños contra todas las formas de explotación y abusos sexuales que permitan impedir: «La incitación o la coacción para que un niño se dedique a cualquier actividad sexual ilegal; la explotación del niño en la prostitución u otras prácticas sexuales ilegales, y la explotación del niño en espectáculos o materiales pornográficos». (https://tinyurl.com/57yxc3uc). Recuérdese que no existe la mal llamada «prostitución infantil», sino la explotación cruel, brutal e inhumana de niños en actividades sexuales, con amplio provecho para los esclavizadores lucrados del comercio sexual. 

La explotación de los niños ocurre con frecuencia o es iniciada, en ambientes digitales, constituyéndose ellos en parte del amplio número de esclavos digitales que hay en el mundo. Asunto que adquiere especial gravedad por el creciente uso, no supervisado, de medios y recursos digitales, entre ellos las redes sociales.  

La «Walk Free Foundation», en su «Índice de Esclavitud Global» (https://tinyurl.com/5n8933t9), considera que la esclavitud en su esencia «se refiere a situaciones  de explotación en la cual una persona no puede rehusar o abandonar debido a amenazas, violencia coacción o engaños» Y precisa, además, que: «La esclavitud moderna incluye el trabajo forzado, el matrimonio servil o forzado, el pago mediante servidumbre de deudas, la explotación sexual comercial y forzada, el tráfico de humanos y la venta y explotación de niños».  Señala esa misma organización que en 2020 cerca de 15.000.000 de niños vivían alguna forma de esclavitud moderna, incluida la explotación digital y millones de ellos con riesgos de ser captados por explotadores, depredadores y depravados sexuales. En el «Índice Global del Tráfico de Persona», de 2022, se encontró que el tráfico de humanos para trabajos forzados fue del 38.8% y para la explotación sexual, cifra similar (38.7%). Las mujeres y los niños sufren la mayor parte de la explotación, pero mujeres y niñas cubren cerca de 2/3 de las víctimas detectadas. En cuanto a la explotación sexual, se encontró que el 27% eran niñas y el 5% niños. (https://tinyurl.com/2v8sua9k).  

Como se indicó, no hay ningún país donde haya ausencia de esclavitud infantil. Tomando, por ejemplo, el caso de la Unión Europea que, si bien tiene acciones contra este aberrante crimen, presenta una situación como la siguiente: «En un momento dado puede haber hasta 140.000 personas atrapadas en la trata de seres humanos. Según UNICEF, el 20% de las víctimas son niños, la mayoría de los cuales son vendidos a la industria del sexo».  Muchos de estos niños se desplazan solos, muchos de ellos fugitivos de sus propios hogares, sin acompañamiento, huyendo de maltratos, guerras o hambrunas; así, caen más fácilmente en manos de los esclavizadores traficantes. (https://tinyurl.com/y6yvmeyn).  

Precisamos todos ser parte activa del compromiso universal para acabar con la esclavitud infantil. Padres de familia y maestros formarán a los menores sobre los riegos de llegar a ser un esclavo infantil, incluida la esclavitud digital. Acciones todas fundamentadas en los derechos universales, inalienables e indescriptibles que tienen los niños: A la vida y la supervivencia, a una familia, nacionalidad e identidad (o sea, a un nombre), a vivir en libertad, desarrollar su potencial cognitivo, afectivo y de aptitudes, a la recreación y el juego, a la protección contra la explotación y el abuso de cualquier índole. Y, claro será para todos, a la salud, nutrición y educación de calidad sin exclusiones.