17 octubre, 2025

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

No nos atragantemos con mentiras

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Claudia Posada

Por Claudia Posada

Somos información. Venimos al mundo con la información genética que tenemos en nuestro ADN y desde el nacimiento vamos sumándole la información que recibimos día tras día como bombardeo abrumador o como lluvia refrescante desde distintas fuentes de comunicación. Las miradas de otros nos dan información, los gestos, las palabras; lo que leemos, miramos y oímos nos nutre de información o nos indigesta. La madre y el padre a su bebé, a los hijos, con caricias y el tono de las palabras entregan información; de la familia, los maestros y los amigos recibimos información; todo aquel con quien compartimos, nos rosamos, o nos comunicamos de manera verbal o escrita nos está dando información; los mensajes y discursos de los líderes políticos y religiosos son información para el pueblo y sus seguidores, y aunque sea información mentirosa por error, ignorancia o mala intención, nos llega para que, individual o colectivamente, nos impacte y se posicione en la mente. Somos información. Y de acuerdo con la información acumulada en nuestro cerebro actuamos y tomamos buenas o malas decisiones.

Pero resulta que a diario otros toman decisiones por nosotros; ellos, los dueños de las decisiones políticas, por ejemplo, puede ser que arbitrariamente decidan, nos guste o no lo decidido, afecte conglomerados y beneficien a ellos mismos y a sus privilegiados. En tal sentido, individualmente tenemos la capacidad de analizar, verificar, cotejar y determinar. En el campo político toda la información que acumulemos deberíamos emplearla en favor de decidir con criterio propio quienes son los que van a estar en las esferas de poder y decisión en representación nuestra. Ya se están preparando los equipos de campañas políticas para el lanzamiento de candidaturas a la presidencia de Colombia (periodo agosto de 2026 a agosto de 2030) así que la información que pondrán a circular vendrá, en muchos casos, cargada de promesas y plagada de mentiras. También habrá elecciones para llenar las curules legislativas. Y cuando se trata de observar los nombres actuales que aspiran repetir, o los nuevos para elegir, sí que deberíamos mirar con lupa la información de su trayectoria, realizaciones y especialmente posturas ante los asuntos fundamentales que se mueven en la opinión pública.

Innegable la importancia de un gobierno como el actual que ha puesto a consideración del Congreso reformas necesarias, pues ello nos ha permitido a los ciudadanos interpretar las reacciones de algunos congresistas que se desgañitan alborotando avisperos para complacer a los lobistas que los influyen, dejando de lado los deberes que juraron cumplir. Es en estos casos en los cuales, tanto algunos medios de

comunicación, como periodistas, políticos y lideres de opinión al confabularse, construyen información para potenciales electores y colectivos ciudadanos, cargada de mentiras difíciles de percibir. Pero como ya se había expuesto en esta columna, tales mentiras pueden darse por error, por ignorancia o con toda la mala intención. Inclusive, los mismos legisladores, caen en errores de interpretación, o por ignorancia en los temas de los que no tienen suficiente información (y les da pereza leer) aprueban o desaprueban. Nos toca entonces a los ciudadanos que queremos sociedades vivibles en entornos de bienestar, comprender y asumir que somos información y que, por lo tanto, ésta no debe dejarse correr libremente “sin tocarnos ni mancharnos”, hay que razonarla e ingerirla bien desmenuzada. Toda información que provenga de la clase política y de los sectores dominantes debe ser desmigajada para que no nos atragantemos con mentiras.