Los Susurros de Kico Becerra

Por Francisco Becerra 

Con preocupación estoy sintiendo que, se me está metiendo el viejo en mi cuerpo y, cada vez con mayor fuerza, trata de meterse en mi mente.  Diría que mi lucha diaria es no dejar meter al jijodeputa viejo a mi espíritu.

Se acrecienta mi preocupación al ver a muchos de mis contemporáneos que, se dejaron poseer del viejo, en cuerpo y alma; se les envejeció la mente al mismo tiempo que su figura corporal.

Está demostrado que la eterna juventud existe siempre en la mente, aunque habite en un añejo cuerpo que padece el deterioro normal del paso de los años.

Lo increíble es que, hacen todo lo posible por ocultar los años con todo tipo de retoques estéticos, como tinturarse las canas, zamparse botox, hacerse cirugías plásticas, etc., etc.  Para diversión del público que distingue al vuelo a los peli teñidos, a las jetonas de botox con parálisis facial y a los señalados con sutiles cicatrices en las orejas o las cumbambas producto de intervenciones quirúrgicas.  El único que no sabe que todo el mundo sabe de sus reparaciones externas es quien se las hace.  

Realmente, ese no es el tema, que cada cual haga lo que quiera para hacerse sentir bien y los cirujanos plásticos deben tener de quién vivir; el fondo del asunto es que, no se hace lo mismo por mantener la mente joven. Muchos y muchas retocadas son maniquíes maquillados, con una mente anciana, viviendo anclados al pasado y renegando por todo lo presente.

Comienzan porque, siendo unos recién llegados a la tecnología, se vuelven esclavos de las redes sociales y solo se enteran por ahí de lo que ellos quieren oír, siempre y cuando estén de acuerdo con su propio pensamiento; quien piense distinto no merece ser escuchado y debe ser estigmatizado; quien no piense igual que ellos es su enemigo, debe desparecer de los chats y de sus vidas.

Otra característica es que, dejan de asistir a las reuniones de amigos y familiares, porque les da pereza verse con gente que no piensa lo mismo que ellos.  Les aburren incluso sus amigos de infancia y juventud que, hasta hace pocos años les eran queridos y cercanos.  

Quien tiene el viejo en la mente se empieza a aislar y gozar con la soledad que, es la única que siempre está de acuerdo con ellos; aman la soledad porque nunca les contradice.

Es normal que, los años lo vuelvan a uno terco, especialmente con sus costumbres; lo que no es normal es pensar que, solo lo del pasado fue bueno y, que, lo de ahora es todo malo.

Que los jóvenes no sirven para nada y que no tienen futuro, amén, de que el mundo se va a acabar pronto.

Por favor, no dejen meter al viejo en sus mentes, aunque el cuerpo tenga muchos años; compartan con sus amigos, salgan de sus casas en búsqueda de conversar y poder disentir sin enemistarse; quieran a sus contradictores que, ellos los hacen pensar en otras cosas.

¡No dejen envejecer jamás la mente!

Ñapa:  Murió Piedad Córdoba; su paso por este mundo no fue desapercibido. Polémica, querida y odiada, nunca ignorada. Llegamos juntos al congreso y ahí nos conocimos; era una paisa divertida, cínica, sagaz y le encantaba usar palabras de grueso calibre. Nunca nos volvimos a ver hasta hace unos años que nos encontramos en un avión y tuvimos una muy divertida conversación. Desafortunadamente terminó enredándose con mucha cosa.

¡Paz en su tumba!