25 abril, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Los invasores de cuerpos 

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez  

El escándalo que la llamada ley de “Sólo sí es sí propuesta y aplicada por la ministra de Igualdad española Irene Montero consiste en imponer que a partir de los siete años todos los niños y niñas de España pueden libremente decidir si aceptan hacer o no el amor con una persona adulta.  

Histéricamente la ministra Montero lo proclamó en una sesión del Congreso de los Diputados poniendo de presente ante la opinión pública una defensa abierta de la pederastia. El mundo al revés ya que la pederastia es perseguida con el debido castigo de la ley en cualquier país civilizado incluso Colombia. Al ponerse en marcha la llamada ley de “Igualdad” se dejó ver de inmediato sus penosas consecuencias ya que más de catorce pederastas y violadores han sido dejados en libertad y más de ciento catorce han pedido de inmediato rebaja de penas como era de esperar.  

La iracunda ministra que hace poco visitó a Petro y a su Vicepresidenta para mostrarles las “bondades”  que supondría para Colombia la pregonada ley de igualdad y la ley Trans – ante una justa reacción ante  las barbaridades  justificadas por su Ley, acusó a los jueces y juezas  de ser unos “fachas” que deberían ser reeducados por la “justicia feminista” bajo esta nueva ley sexual, donde los niños son castigados más severamente que los adultos y se presupone que ninguna mujer puede llegar a abusar de un niño o de matar a su hija(o).  

Juristas notables, políticos, pensadoras destacadas ya habían advertido de los desatinos mayúsculos a que esta ministra podría llegar si no se la contenía a tiempo tal como lo hizo Lidia Falcón una histórica  y admirable defensora de la mujer española. 

Lo que ya se califica como “la ofensiva arrogancia de la ignorancia” es lo que una gran pensadora Amelia Valcárcel, quien desde hace años merece toda mi admiración, ha puesto de presente, al indicar que el PSOE no puede seguir identificándose con las trastadas de esta ministra que quiere someter a su antojo a los niños y niñas de España de hoy y de mañana imponiendo totalitariamente “el cambio de sexo” para proceder a hormonarlos y someterlos a las cirugías necesarias. Una inédita industria médica que por supuesto dará grandes dividendos y un espacio inédito de la psiquiatra para tratar los trastornos que estas modificaciones de sexo causarán inevitablemente.  

Queda en claro entonces que esta perversión no proviene de los movimientos feministas o LGTBI sino que es una manifestación de totalitarismo solamente aplaudida por la nueva cutrería política española.  

Algo que remite al film “Los invasores de cuerpos” en el cual los alienígenas se apoderan del cuerpo de los seres humanos para convertirlos en esclavos. Porque como ha señalado David Mejía esto es, simplemente, un artefacto político y no jurídico.  

Proponerlo como Ley en el Congreso por parte del llamado Pacto Histórico no es una idea nacida de Francia Márquez sino un adoctrinamiento de Podemos cuya participación activa en la política colombiana se inició en la Alcaldía de Quintero y cuyo resultado es nuestro primer Partido Queer, el MIN.  

De hecho, Flórez el ahora Senador acaba de reconocer que está trabajando en una propuesta de “nuevas masculinidades para la policía”, una tarea iniciada en España por Irene Montero. Exigir que – convirtiendo el sexo en ideología totalitarista – declaremos públicamente nuestro sexo, constituye una agresión fascista al derecho a la intimidad de cada ciudadana(o), un desconocimiento de las conquistas de la mujer, de los grupos homosexuales, de los masacrados transexuales y al derecho a la infancia al conocimiento, pero primero a la alimentación, a la salud, a confiar en Dios.  

Ya veremos lo que supone este atentado cuando los(as) representantes del Pacto Histórico tengan, para ser consecuentes con lo que proponen, que confesar públicamente su hasta ahora desconocida “identidad sexual”. Será todo un acontecimiento.