2 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Las granjas bots: fábricas digitales que alimentan la desinformación y manipulan las mentes de incautos

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com

Son bien conocidas las aplicaciones de Waze, Google Maps, Siri, Alexa y el asistente digital de Google. Todas ellas son ejemplos útiles de bots, entre muchos otros, que usamos a diario sin ser consciente de la intrincada configuración en programación que encierran para que su uso nos resulte bastante sencillo. Los bots han estado presentes en nuestras vidas desde que usamos Internet.  

Como importantes preguntas que facilitaron los sorprendentes desarrollos de bots, existía la inquietud de si se podía dar una comunicación con ellos por medio de palabras habladas y, además, que el humano no pudiera sentir si estaba interactuando con el bot o con una persona. Se inventó el «Test de Turing» para detectar si alguien puede detectar la diferencia entre las respuestas que da un humano y la de un bot. Esta diferenciación será cada vez más difícil de establecer a medida que se incorporan más de los avances de la inteligencia artificial en la creación de bots más versátiles. Por ello, Elon Musk, ha predicho que la «Gran singularidad tecnológica» (ese evento futuro en donde habrá poca diferencia entre humanos y máquinas, o cuando ellas aprendan más y nos controlen a nosotros, incluidas nuestras emociones), se va a acelerar su presencia, ya no hacia mediados de siglo, sino mucho antes. (https://tinyurl.com/bddb737m). 

¿Qué es un bot? En términos sencillos, un bot es un programa informático desarrollado para facilitar o automatizar, con mayor eficiencia, acciones que antes la hacían los humanos. Los bots son un conjunto grande de aplicaciones importantes y valiosas, aunque también son utilizadas con fines perversos, dañinos o maliciosos.  Cuando se emplea la denominación de «chatbot» se quiere decir que es un bot conversacional, con el cual, mediante el empleo del aprendizaje profundo (procesamiento de datos de un modo parecido al cerebro humano), se puede convertir un texto en voz o establecer una conversación, verbal o escrita, como si fuese otro ser humano. Ejemplos muy conocidos y de empleo cotidiano, presente como apps en dispositivos móviles, son los ya mencionados Siri y Alexa.  

Crear un bot es para un programador o desarrollador de software un proceso sencillo; de hecho, algunas redes sociales presentan guías para su elaboración. Los bots calcan el comportamiento humano y pueden llevar a cabo acciones trabajando solos o con escasa mediación de las personas, como cuando interactúan entre sí, con sitios webs, o construyen, por sí mismos, contenidos. (https://tinyurl.com/ywysewfk,  https://tinyurl.com/2kx7jcyx).  

 Los bots (o robots web) son indispensables en este mundo recorrido por intensos procesos de automatización.  Los denominados «bots buenos» incluyen a todos aquellos que facilitan tareas en el trabajo, liberando a todos de tareas rutinarias y poco eficientes; algunos son los rastreadores que emplean los navegadores web, otros ayudan en la atención a clientes y en la solución de quejas; existen los que ofrecen apoyo médico, psicológico, terapéutico o educativo para superar algunas dificultades de aprendizaje, incluidos los juguetes que ahora traen un bot incorporado. Se emplean también en ventas, rastreando precios para ayudar al comprador con las mejores ofertas, así como en el seguimiento para alcanzar mayor precisión en el comercio electrónico. Otros tienen aplicación en la mensajería instantánea, en la detección de programas maliciosos y en la protección de la seguridad de las transacciones financieras. (https://tinyurl.com/2kx7jcyx). 

Entonces, existen bot informáticos útiles y necesarias con muy variadas aplicaciones que facilitan a las tareas de los humanos, pero también existen los «bots maliciosos», perjudiciales o ladinos, que han adquirido valor económico y fuente de ganancias para muchos que los emplean con ánimo de lucro. Con ellos, se crean dificultades que, como sabemos, permiten capturar un computador o un dispositivo móvil, suplantar la identidad, robar claves bancarias, enviar correo no deseado, capturar la información de los contactos y de otra presente en los celulares; todas ellas son acciones extra veloces que ocurren, sin en conocimiento de las personas, con frecuencia al descargar un archivo, abrir un correo electrónico, dar un clic en un determinado enlace o por aceptar, bajo engañosa publicidad, a un atractivo premio. Muchas veces este atropello se da con el consentimiento inocente de las personas al aceptar condiciones y ofrecimientos que se les ofrecen en el mundo digital. (https://tinyurl.com/5n6fsbhj).  

Es posible detallar otros más de los múltiples e insidioso ataques que provienen de los «bot maliciosos». Entre ellos el de ser capaces de crear contenidos, tales como textos convincentes, bien redactados, imágenes y vídeos creíbles. Sus desarrolladores se aprovechan de la laxitud de los operadores de las redes sociales para realizar estafas; con frecuencia en las tiendas o portales de citas se pagan encuentros, con alto realismo, en los que los intercambios amorosos son con un bot; queda satisfecho el explotado ser humano y aumentada la riqueza del creador del bot de la estafa, quien ha obtenido el respectivo número y clave de la tarjeta de crédito. No escapan los juegos en línea de póker; bien se ha dicho que entre un 10 y 15 % de los jugadores son bots. Así mismo, están igualmente de presentes los bots que compran entradas a espectáculos o eventos culturales o deportivos en línea para después revenderlo a más alto precio. Otros bots sobrecargan las redes informáticas bloqueando su operación, o secuestran el sitio para apoderarse de contenidos y exigir, como extorsión, pago por su devolución («ramsomware»). Mediante estos bots, también se hacen aparecer miles de falsas vistas a las páginas o sitios web para promocionar un producto, que puede ser un candidato a alguna posición pública, un artista o grupo musical mediocre o ignoto (e ignaro) para ser elevado a la cúspide de lo mejor con el fin de agrandar y posicionar la imagen y poder promover a continuación, conciertos que, con precios altos, tendrá alrededor de todo el mundo, con muy concurridas audiencias. https://shorturl.at/zBST5https://shorturl.at/GHJU2 https://tinyurl.com/4x2u5s9c

Los desarrolladores de «bots maliciosos» han generado modos particulares de operar. Todos los días, a cada momento, sin nuestro conocimiento, estamos inmersos, expuestos o cautivos, en «granjas de bots», pero no de esas que conocemos, sino de bots, mucho más rentables para sus dueños que las granjas físicas. Son empresas que caen dentro de la categoría de ciberdelincuencia, que, como se indicó, entre otras acciones, roban información personal y realizan estafas y difunden calumnias, afrentas o ignominias, con frecuencia cargadas de discursos o de imágenes tóxicas. 

Una sola de estas «granjas» puede manejar miles de dispositivos móviles operando simultáneamente, con miles y miles de tarjetas SIM y millones cuentas falsas. Capturan a incautos para vender información; diseminar, bajo contrato, información falsa; crear supuestas visitas a páginas web; incrementar el número de «Me gusta», de reproducciones o de reenvíos; crear tendencias; aumentar la viralidad y oscurecer la verdad; distraer la atención, con cortinas de humo, frente a algunos acontecimientos e impulsar las denominadas teorías de la conspiración, entre otras. En el campo político los «bots maliciosos» se emplean para: construir  y diseminar supuestas encuestas a través de las redes sociales; crear desinformación para desgastar la credibilidad de  adversarios; hacer  crecer  la favorabilidad de un poco fiable, desgastado o desconocido candidato; avergonzar, y hacer sentir culpables, a  votantes por sus creencias o  preferencias políticas, por lo que se desvirtúa la validez de los procesos democráticos con miles de votantes zombis,  con su mente y acciones  manipuladas por redes de «bots maliciosos», por las denominadas «granja de bots».  

Las computadoras y dispositivos móviles de una «granja de bots» pueden estar situadas en un punto específico, pero también pueden estar dispersas en muchos países del mundo. Cuando esas redes están unidas en torno a un propósito común se les conoce como «botnets». Como los costos de operación son altos, se prefieren países donde ellos sean más bajo como Brasil, México, Argentina, China e India. (https://tinyurl.com/262ttavw).  Una vista parcial de granjas de bots el lector la puede ver aquí: https://tinyurl.com/2msw7pye.