18 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

Las dichas y los Idus de marzo

Por Enrique E. Batista J., Ph. D. 

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Cada uno de los meses en los que nacemos guarda hechos, secretos, dichas vividas y desdichas sufridas desde aquel remoto y mágico día en que se inventó el calendario. 

Sobre el mes de marzo refieren los relatos orales que un niño preguntón, con ganas de saber, dijo a su mamá: «Yo nací, como usted me dice, en marzo. Entonces ¿qué tiene este mes al que consideran como uno muy especial?  Siguiendo con la indagación perspicaz agregó el niño: «Y si nacer en marzo es signo de dicha y fortuna, cuénteme por qué». 

La madre atendiendo los deseos de tan inquieto e insistente hijo le respondió con abundante información y evidencias históricas. Ella, amante de la literatura, empezó diciéndole que en marzo también nació el Premio Nobel Gabriel García Márquez, que también nació Aureliano, el primero de los Buendía en la novela «Cien Años de Soledad». Se da por sabido que, en un año no registrado en la memoria histórica, en tan privilegiado mes se fundó Macondo, ese poblado tropical y caribe mágico en el que varias generaciones vivieron episodios mundanos recorridos por cien años de soledad. 

Muchísimos años atrás -siguió la madre- cuando marzo era el mes inicial del año en su primer día se celebraba el año nuevo. Ahora en esa fecha se celebra la fiesta de «Los Ángeles de la Guarda», esos angelitos -le dijo la madre- que a ti y a todos los niños del mundo los acompañan para que siempre transiten por el buen camino y se alejen de la maldad y de los vicios, para que amen a Dios por encima de todo, así como a su familia y a los demás seres vivos que Dios creó. 

En este mes, agregó en su respuesta, la Santísima Virgen María recibió visita del arcángel Gabriel (cuyo nombre significa «La fuerza de Dios«), anunciándole que había sido escogida, por designios del Espíritu Santo, para que en su vientre llevará, en un milagro de virginal de concepción, por nueve meses la criatura que sería el Mesías, el Salvador del pecado; nueve meses después, en diciembre, daría luz al Niño Jesús. De ese modo, marzo es un mes de fecundación divina y en él se celebra el «Día de la Anunciación». Diciembre, en general, es un mes de muchos nacimientos debido al renacimiento de la naturaleza en la primavera que se inicia en marzo en el norte de este planeta y que, entre los humanos, da sus frutos nueve meses después. 

En marzo la tierra también se prepara para dar sus frutos. En este importante mes cada año renace la vida, la que ha estado en gestación oculta, reflorecen las plantas, salen de hibernación aquellos animales que pasan, en plácidos sueños, los muy fríos y largos días del siempre gélido invierno; es la dulce primavera en el hemisferio norte. 

El 19 marzo es el día del padre del Niño Dios, San José; por ese motivo se celebra en esa fecha, cada año, el «Día del Hombre», cómo recordación relevante de la contribución de los hombres a la fortaleza y unión de las familias, a la vida universal llena de piedad y paz. Sí, la paz, le reiteró la madre, a pesar de que los antiguos romanos nombraron a marzo por Marte, el dios de la guerra, representado en el planeta de ese nombre, mes en el que los ejércitos volvían a las conquistas y guerras después de la pausa que imponían los gélidos y muy largos días de invierno. 

A la vez -continuó con el relato-, el 19 de marzo se recuerdan y se elevan oraciones a todos aquellos niños y niñas que el Supremo Creador, por su inescrutable y santa voluntad, llamó de manera temprana al reino celestial para acompañar a todas las benditas almas que allí están inundándolas con su santa inocencia y natural alegría. 

Atento, el niño sabio inquisidor agregó: «Me dices que nací un 30 de marzo que fue un Viernes Santo», a lo que ella respondió. «Sí, fue un día de suprema alegría, fue bendición divina dar a luz un día tan especial para los cristianos, el comienzo de la pasión del Mesías, el inicio de la realización de la promesa divina de salvación eterna y que tres días después se vivió por siempre el triunfo de la vida sobre la muerte. Los niños nacidos en viernes santos –agregó- tienen asegurada una vida cubierta por la dicha de quien fue sacrificado y resucitó en triunfo sobre la maldad y el pecado». 

La madre agregó otros hechos curiosos en su relato: Como todos los nombres de los meses marzo, en castellano, se escribe con minúscula, en inglés y otros idiomas con mayúsculas. A mediados de este mes los países del norte del planeta adelantan sus relojes una hora para aprovechar la luz solar de los días más largos del año. En marzo se declaró en 2020 la pandemia del coronavirus; en Estados Unidos es el peor mes para la productividad debido a la bien llamada «Locura de marzo» («March Madness») por la transmisión de 63 juegos de las finales universitarias de básquetbol, ya que los trabajadores prefieren mirar la televisión (en promedio seis horas diarias) y realizar apuestas por encima de las responsabilidades laborales. Se estima en US$4 mil millones las pérdidas empresariales por tal acontecimiento deportivo. También, por tal locura, se incrementa en un 25 % la venta de cerveza y de las alitas de pollos, así como en un 50% las operaciones de vasectomía (esterilización masculina), aprovechando el día de descanso que requiere esa operación. (https://rb.gy/5vlnp3). 

En las remotas épocas del Imperio Romano -siguió la madre- se identificaba el primer día de cada mes como Kalendas (de ahí calendario), mientras que el día 15 de algunos meses, entre ellos marzo (martius entre los romanos), se le denominaba «idus», palabra asociada al brillo de la luna llena. Ocurrió que hace más de 2100 años, un 15 de marzo, se vivió el magnicidio político más notable en toda la historia: el asesinato del dictador Julio César; este personaje había desoído las advertencias aciagas que le habían hecho para el «idus» de marzo. Tras el asesinato, la Roma antigua dejó de ser una república para convertirse y desarrollarse como el gran y muy poderoso Imperio Romano. Hasta ese asesinato, el «idus» era considerado un día de buena suerte, pero, desde entonces, se consideró de mala suerte y de ominosos presagios dando surgimiento a la expresión: «Cuídate de los idus de marzo», acuñada por William Shakespeare en su obra teatral «Julio César». (https://rb.gy/hxrs7e). Por eso -recalcó la madre en tono de buena maestra- hagamos caso a las advertencias recibidas para el «idus» de marzo o a cualquier otra prevención sensata so pena de que algo fatídico o siniestro nos pueda ocurrir. 

Otra fecha, que en los últimos tiempos se ha tornado muy popular, es el 17 de marzo, «Día de San Patricio», en la cual se conmemora la muerte de este santo de origen escocés, quien había llegado a Irlanda como esclavo; luego convirtió a ese país al cristianismo y lo libró de las serpientes, las cuales no existen en esa isla hoy. La celebración, que coincide con la cuaresma, en el comienzo fue estrictamente religiosa, pero por voluntad y voracidad económica de una bien conocida compañía cervecera y con la excusa de impulsar el turismo, el país levantó la prohibición de bebidas alcohólicas en esa celebración. Ahora en la festividad del «Día de San Patricio» se abren pubs, y bares de las más diversas clases para que los irlandeses, por muchos días antes y durante la celebración (que debe durar sólo cinco días), traguen barriles de cerveza por sifones, cualidad por la que son muy reconocidos hoy los protegidos por tan abstémico y frugal santo.  Se ha dicho que en Irlanda quienes agotan sus existencias de cervezas, o el dinero para pagarla, ahora tiene la excusa para beberse hasta el agua de los floreros. (https://rb.gy/48qctf).   

Los aires más dulces son los de marzo -decía la madre como lamiéndose los labios-. Y agregó: «Por experiencia personal, conocida y vivida por muchos, el día 5 es el mejor de todo el año para sembrar flores de amorLos amores que se siembran e inician en este día perduran para toda la vida; son amores eternos recorridos por los aromas y dulzuras de la primavera». Ese día nace la flor más hermosa, roja o rosada, con forma de corazón que por su ápice deja caer al suelo, al cesar el congelamiento de los fríos invernales, gotas de alegría como un jubiloso mensaje a las demás plantas anunciándoles que pueden despertar, lucir sus colores y desplegar los aromas porque llegó la primavera. 

La madre tenía más para relatar, pero llegó la hora de rezar con devoción al ángel de la guarda para dormir con dulce compañía y santos sueños. 

Los meses llegan y no pasan sin dejar grabadas sus historias. Todos los meses, como ese en el que usted nació, tienen sus historias; es importante conocerlas porque encierran relatos y buena parte de la historia de la humanidad. Recordemos, además, que todos en el momento de nacer estamos imbuidos del don de la vida, de la gracia divina de llegar a este mundo. 

Recordemos que los días del calendario no pasan sin dejar escritas sus historias. En caso de duda, pregúntale a mamá.