4 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La sociedad y las etnias

Dario Ruiz

Por Darío Ruiz Gómez 

He visto y escuchado a Francia Márquez la lideresa de las comunidades negras del Cauca y quien durante la Pandemia había sido magnificada por algunos grupos feministas presentándola como una voz nueva y necesaria.  

Durante la presentación de los candidatos del llamado Pacto Histórico en Caracol TV convertido inesperadamente en un sorpresivo y público desenmascaramiento de la mediocridad de este populismo, ella al igual que la representante de las comunidades Wayú apareció con un vestido del último Fashion étnico. Era la oportunidad, lo admito esperada por mí, para ver cuáles eran sus pronunciamientos frente a la violencia de las Disidencias, del ELN, del Clan del Golfo, del Clan de Sinaloa ya que Francia Márquez se había trasladado con algunos de sus colaboradores  a “las montañas libres del Cauca” – ¿Cuáles?- a esperar que, valiéndose del “llamado estallido social”, la Minga indígena, y las fuerzas de choque de las Primeras Líneas, el ELN y las Disidencias fueran abriendo el camino para la toma de Popayán y Cali estableciendo de este modo  nuevos “territorios liberados” unido por el Sur por las guerrillas de Gentil Duarte.  

¿Por qué no se unieron los históricos macheteros negros del Cauca a esta “gesta” planteada con todas las estrategias del nuevo terrorismo? Primero, recordemos, fue el “simbólico” corte de cabeza y derribo de los monumentos de Belalcázar y el intento de eliminar el mural del maestro Efraín Martínez como huellas de la “opresión blanca”.  

Salud Hernández le hizo un justo reclamo a Francia Márquez por su silencio ante el asesinato a pocos kilómetros de donde estaba, de una joven política liberal, su madre, su chofer y el incendio del automóvil por parte de las Disidencias de las Farc.  

En este panel y con la mantra de repetir y repetir los mismos clichés volvió a reclamar lo que para ella debe reconocerse de inmediato como territorios de afrodescendientes – los indígenas ya los tienen en abundancia- como dueños únicos del suelo y del subsuelo, gestores de su propia justicia, hablantes de su “propia lengua” y en lo poco que pudo entendérsele dejó en claro para cualquier lector de la política actual, que su movimiento responde no a unas tradiciones tan diversas y plurales como las de los distintas comunidades históricas negras en el Pacífico, en el Caribe, en Antioquia y Chocó sino al ideario del Black Lived Matter y a ciertas feministas blancas.  

La noción de Comunidad es sustituida por la de dictadura de una etnia y esto conlleva –una vez más recordemos a Sartori- a la eliminación de la tolerancia y de la pluralidad y a que cada miembro de estas Comunidades deje de ser considerado como ciudadanas(os) que se asimilan a los cambios que supone el progreso económico, la inevitable irrupción de las otras sociedades para ser convertidos en anónimos afrosdescendientes.  

¿Por qué nunca se refiere a las Disidencias de las Farc, al ELN, a los mexicanos, repito que están extinguiendo a los grupos indígenas y negros en el Cauca?  

Esta izquierda populista recurre a cualquier clase de mentiras y tergiversaciones de los hechos  para eludir su directa responsabilidad en el daño gravísimo que para la economía de los campesinos y del país supuso el corte de carreteras, la negación a la libre circulación  de sus habitantes, el intento de acabar con las grandes granjas de aves y frutas, para imponer su modelo agrario de regresar  a la primitiva agricultura del pan coger. Balcanización de los territorios bajo un fin político totalitario y no extensión de la Comunidad en territorios compartidos.  

PD. Protestas de miles de obreros de la industria azucarera en Miranda Cauca por la guachafita de las invasiones de tierra promovidas por la Minga y que los están dejando sin trabajo y a sus familias sin comida. Destruir la institucionalidad, el Estado de Derecho este es el objetivo de este populismo.