19 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La nueva sociedad de la desinformación

Descripción: escritor

Por Darío Ruiz Gómez 

Hay textos a los cuales he recurrido más de una vez a lo largo de más de treinta años de escribir esta columna periodística, “Contra los periodistas” la acerba descripción de lo que significa la degradación del periodismo, el engaño a toda una sociedad a la cual la falsa palabra arrastra al desastre tal como certeramente lo analiza Karl Krauss en un texto cuya actualidad es cada día mayor. Y el más vigente “La lengua del Tercer Reich” de Víctor Klemperer el agudo filólogo quien a través del seudo lenguaje de los medios de comunicación alemanes va observando cómo se permea la conciencia ciudadana y se va infiltrando el lenguaje totalitario que inventa enemigos, fabrica opositores para condenarlos y para justificar sus atropellos. Y el ya canónico texto de Michiko Kakutani, “La muerte de la verdad” un análisis exacto del dañino papel de muchos medios informativos norteamericanos desinformando, polarizando a la ciudadanía y llevándola hacia el odio. 

A las seis en punto de la mañana escucho la voz alterada de Jorge Gómez, un buen periodista dando la pésima noticia de que el Ejército colombiano ha ofendido a una Comunidad campesina de Tierra Alta, Córdoba. Compruebo de inmediato que a su “indignación” se ha sumado el cacareo mediático de siempre. Me imagino el triste espectáculo de soldados quemando ranchos y degollando campesinos, pero no, parece que todo se redujo a un altercado de un oficial acompañado de varios soldados y en traje de camuflaje para estas ocasiones –no pues un disfraz carnavalero- tal como lo veré más tarde en un video filmado supuestamente por un campesino convertido en documentalista. Lo curioso es que la voz del oficial ha sido borrada y solamente escuchamos a la madre campesina con su hijo en brazos responder no con la rabia de una madre ofendida sino recordándole al oficial los Derechos Humanos tal como lo haría una ideologizada dirigente “revolucionaria”. ¿Fue alterado el supuesto documento del video? Al helicóptero que prontamente trae a funcionarios de la Procuraduría y la Fiscalía ¿Qué grupo le dispara impidiendo que aterrice en el lugar de los hechos? ¿Por qué rápidamente aparece un documento de las Fuerzas Militares reconociendo que sí son militares los autores de los hechos y que han sido destituidos sin haberlos escuchado, sin haber verificado el lugar? La feroz Guardia Indígena de Iván Colmillo, rodeado de la “Comunidad” detuvo, amarró, desnudo, abofeteó y mato a un soldado cuando ochenta soldados desarmados entraron en tierra de nadie en Arauca. Acudir a un término como “Cerco humanitario” es una demostración de totalitarismo linguistico. ¿Cuántos policías en Nariño, Cauca y recientemente en Campamento han sido secuestrados, escupidos, masacrados por comunidades campesinas cocaleras constreñidas por actores del narcotráfico? Estamos pues en medio de una sucia guerra de desinformación y de narrativas donde las falsas noticias se montan con el fin de inventar un atentado y atribuirlo de inmediato a un dirigente cívico o a un alto oficial de las Fuerzas Armadas tal como sucedió con la masacre de Mapiripán hasta que finalmente Martín Sombra reveló que los verdaderos autores habían sido las FARC. Rápidamente nuestra “izquierda caviar” – colmada de irresponsabilidad ética- se ha lanzado a señalar que esta inventada masacre del poblado de Tierra Alta no debe suponer – Oh Gómez Méndez- el “regreso a la violencia paramilitar de los años 80”

¿No será esta pantomima por el contrario un efecto de distracción ante la despiadada carnicería de Iván Mordisco y del ELN colocando bombas y destrozando cuerpos como el de la modesta maestra y que han sido reducidas a mera noticia por esos mismos grupos mediáticos?