3 mayo, 2024

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La Navidad es una historia sin fin de amplia significación divina y humana

Enrique E. Batista J., Ph. D. 

https://paideianueva.blogspot.com/

La Navidad es una historia sin fin, un relato esencial, un buen cuento para contar. El natalicio del Niño Dios es un acontecimiento superior, divino. La celebración de su nacimiento es una construcción humana con la que se establece una comunión nuestra con los atributos divinos.
Su esencia, como ha sido vivida y construida por los cristianos a lo largo de los siglos, ha permanecido, orlada con detalles terrenales que adornan a su naturaleza divina. 

Todos podemos recrear la Navidad, investirla con nuestros gustos, porque cada uno puede crearla de nuevo, con las variaciones pías que queramos, llenarla de humanidad frente al hecho divino que permanece inmutable: el nacimiento del Redentor. 

En la narración, oral o escrita, encontramos a quienes han reinventado y mantenido vigente los gozos de la Navidad. Miles son los cuentos y narraciones, cortas, y largas, que demuestran el interés que despierta en mentes y corazones el sagrado acontecimiento que se celebra cada diciembre, pero que se narra durante todo el año. Por la vía de la transmisión oral y la magia luminosa de piadosos narradores ha mantenido viva la celebración, siempre reinventada, de la Navidad. 

Los relatos abundan en la expresión de los valores cristianos y en moralejas que invitan a la reflexión y la práctica de dichos valores. Con fortuna, en la Web existe abundancia de cuentos, historias y relatos cortos y largos para niños, adolescentes y adultos. Para la formación escolar y familiar se pueden emplear para conocimiento y ejemplos prácticos de valores, la importancia de reconocer la diferencia entre el bien y el mal, la ejemplificación de conductas deseables y sanas, y el conocimiento de que existen los dilemas morales. Ofrecen las narraciones, además, la ventaja de que facilitan, en torno a un mismo propósito, la reunión familiar y el aprendizaje de valores fuera de cualquier asomo de censura o reproche, así como el disfrute de la Navidad con su pleno significado divino y humano a la vez, como lo fue Cristo. También estimula el interés y las habilidades de lectura, en época cuando los alumnos están de vacaciones de fin de año. Así mismo, ayudan a niños y adultos a reconocer que lo más importante de la Navidad es la alegría y el gozo familiar por la venida de Dios hecho hombre. 

De hecho, cuentos, narraciones y relatos recrean la Navidad y, de seguro, la enriquecen, sin distorsionar su trasfondo espiritual y origen divino, adaptándola a tiempos, momentos y circunstancias. El mensaje de ella es fluido y visible para siempre. 

Nos mantenemos recreando la Navidad. Algunos, en sus cuentos o relatos orales o escritos, dan contexto ejemplificado a los mensajes del hijo de Dios con base en realidades de alegría, de pesadumbre, o de ausencia de virtudes humanas y carencia de la caridad cristiana, la cual se expresa en el amor a Dios ante todo y al prójimo como a uno mismo.  

Por eso, se afirma que Charles Dickens (novelista inglés de la época victoriana) inventó la Navidad. En 1843 escribió un relato corto que tituló «Un cuento de Navidad», con el cual logró volver a resaltar el significado divino y humano de la Navidad. Es un texto para una buena lectura y también relectura, para generar lecciones, sugerencias o mandatos morales. También es un muy buen regalo de Navidad, que se puede donar en formato digital, disponible sin costo en la Web (por ejemplo, en: https://rb.gy/hje9y3; una versión para niños el lector la encuentra aquí: https://rb.gy/rdrd4t).

 

El personaje central en la historia es un señor de nombre «Ebenezer Scrooge» (scrooge = huraño, solitario, insociable); quien acaba en plena Navidad derrotando el acoso torturante de la ignorancia, el rencor, la soledad autoinfligida, la vida excéntrica, acompañada del maltrato a sí mismo y a los demás, con abierta negación de la alegría. En fin, carente de las virtudes cristianas, pero alcanza a encontrar en una Navidad la fibra interna escondida de la generosidad y de la alegría de compartir y de ser solidario con los demás, lejos de la asfixiante soledad. 
(https://rb.gy/na0anx). 

La Navidad, con su bendición espiritual de renovación, perdón, vida y alegría, trae paz y sosiego a los que llevan una vida carente de los más necesarios y sublimes valores humanos. La Navidad no es un fantasma atemorizador, tampoco un evento para la depresión, aunque algunos, por sufrimientos previos en la vida, abandono y maltrato en la niñez, revivan su infortunio previo. Hay Navidades, como las que vivió el Scrooge, pasadas, presentes y futuras; ella trae el apreciable don de la esperanza por encima de dolores, maldad o carencias anteriores. (https://rb.gy/vaav0e).  

Todos podemos alcanzar la redención y salir en Navidad del pozo de los males, llenos de bondad y generosidad. No podemos negar la iluminación santa que nos ofrece la Navidad. Llenos de compasión, el espíritu de la Navidad nos lleva a aceptar que podemos cambiar y gozar con la compañía de los demás. La Navidad cura males y despierta el ser bondadoso que todos, por ser hijos de Dios, llevamos adentro. El Dios Creador nos abre posibilidades a todos y nos entrega las llaves para liberar la iluminadora humanidad que, encerrada en el corazón, da la libertad para amar a los demás con conciencia clara y poder alcanzar una vida llena de gratas y enriquecedoras experiencias de alegría con la familia, y los amigos. Esas que nos depara la unión común, la comunión santa entre humanos en la Navidad. (https://rb.gy/cniom6). 

Al celebrar la Navidad y recordar la vida y obra del Redentor, siempre es posible un relato ameno, un cuento bien contado, un deseo de saber más. Llevamos cada uno de nosotros la sensación de poder expresar en prosa fluida, en poesía, en lenguaje cotidiano, vernáculo, oral o escrito, por medios audiovisuales y multimediales, físicos o digitales, o en villancicos, el significado personal que nos representa la Navidad. 

Ella es siempre bendita, creadora de la santa esperanza, basada en la fe, de la salvación eterna, de una vida gloriosa en el más allá. Salvación y vida eterna que nos trajo el Mesías y que recordamos en Navidad.