Por Rafael Bravo
“Desde los poderes fácticos y la oligarquía existe un empeño por minar al Gobierno del pueblo”
Pedro Castillo
“Right now Peruvian democracy is in intensive care. told me. It won’t take much for another popular authoritarian to take the reins.”
Nicolás Saldías -Unidad de Inteligencia Revista The Economist
Fue una semana negra para varios exmandatarios y para Pedro Castillo destituido por el congreso de su país. El poder corrompe y comienza a pasar factura de cobro. Donald Trump recibió un primer golpe de las autoridades que acusaron a su organización de fraude fiscal, un cargo de suma gravedad en los Estados Unidos. El jurado de 12 miembros determinó que la firma “mintió y engañó a través de documentos falsos con el fin de evadir impuestos para beneficio de sus ejecutivos y corporaciones”.
A lo anterior se suma el fallo de la Corte Suprema que confirmó la entrega de la declaración de impuestos de los últimos 5 años que Trump y sus abogados habían negado. Asimismo, el comité que estudia los violentos hechos de enero 6 de 2021 con la toma del Capitolio de la turba trumpista, recomienda formular cargos criminales a varios abogados cercanos al expresidente por su conducta y como si no fuera suficiente los fiscales le piden a un juez federal que juzgue a Trump por desacato al no entregar todos los documentos hallados en su residencia.
Cristina Fernández ha sido condenada a 6 años de prisión por administración fraudulenta de recursos públicos. Además, queda inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos. Un fallo que tiene una significativa importancia histórica pues representa un hito para la defensa del estado de derecho, la lucha contra los corruptos y el principio de igualdad ante ley.
La señora Fernández señala absurdamente que ella no puede ser juzgada porque había sido electa por el pueblo. ¿Entonces cualquier elegido por el pueblo es inmune? En la historia quedará que la acusada es una mujer megalómana y narcisista para quien el al estilo de Luis XIV, el estado “soy yo”. El fallo que aún no está en firme irá a los altos tribunales argentinos y en una respuesta llena de ira la Fernández ha dicho que no será candidata “a nada”. El poder llama…
La justicia, aunque tarde, por fin llegó a Guatemala, un país agobiado por la violencia y pésimos gobernantes. Otto Pérez Molina otro exmandatario recibió una codena de 16 años también por un fraude aduanero y a pagar una multa de un millón de dólares. Igual suerte corrió su exvice, cómplice de los delitos. No sorprende que la condena haya tardado 7 años lo que demuestra la ineptitud de los jueces y muy seguramente las artimañas de la defensa para dilatar el juicio,
La semana culmina con la destitución de Pedro Castillo por parte del congreso de Perú al intentar disolver el congreso. Castillo acabó su gobierno improvisado con un intento de remate golpista. En ese país las las crisis institucionales no cesan como quiera que en menos de 5 años ha habido 6 presidentes. Tampoco ha sido extraño ver a varios de los mandatarios terminar en manos de la justicia acusados de corrupción, un mal que aqueja a América Latina.
La escasa preparación, el nombramiento de funcionarios sin la capacidad para ejercer sus funciones y muchos con antecedentes criminales y de corrupción terminaron por socavar su pobrísimo plan de gobierno Castillo. Las reiteradas torpezas políticas minaron su credibilidad y capacidad de maniobra ante una oposición que intentó juzgarlo hasta que su autogolpe terminó por condenarlo.
Como era de esperarse, la izquierda de la región encabezada por Andrés Manuel López y Gustavo Petro han dejado en claro su apoyo a Castillo a quien le reclamaron no haberse valido de las calles para defenderse, México se volvió el destino final de los defenestrados del poder no importa que todos ellos hayan sido cuestionados por su forma de gobernar. Petro se equivoca al desconocer el pronunciamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que Castillo quiso violar la Coonstitución peruana con la intención de permanecer en su cargo.
El continente está envenenado de revanchismo y polarización donde los nuevos gobiernos de izquierda no escapan a la corrupción, promueven alianzas con las fuerzas que fueron su enemigo y ahora se valen de ellos para avanzar en sus propósitos.
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