20 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La enfermedad X 

Carlos Gustavo Alvarez

Por Carlos Gustavo Álvarez 

Cuando comienzan a acomodarse en sus habitaciones del piso 9 del Sheraton Hotel y Centro de Convenciones en Ankara, la capital de Turquía, Marino Alcántara y Federico Roldán reciben inopinadamente la orden de desalojar el recinto. Proviene de David Herzog, el mánager de Roldán. Los conmina a marcharse del lugar, en el que este debía cerrar con su conferencia una importante reunión de banqueros orientales. Estas fueron las palabras de Herzog: 

–La Organización Mundial de la Salud declarará, en minutos, la alerta universal de pandemia, Roldán. Parece que lo del coronavirus fue un juego de mesa frente al impacto de este nuevo virus. El llamado es a que los gobiernos establezcan inmediatamente un confinamiento total. No puedo hablar más contigo. Hice lo que pude. ¡Vete ya mismo de ahí! 

La escena corresponde al comienzo de mi novela “El viaje en que se supo casi todo”, que terminé de escribir en agosto de 2023 y se publicó en noviembre del mismo año. El propósito de la OMS ya circulaba por ahí, sin mucho bombo y más bien pocos platillos. Pero desde el lunes 19 de febrero de 2024, en Ginebra, y durante dos semanas, representantes de los estados miembros aceleran negociaciones y precisan términos del Tratado Pandémico, con el fin de ratificarlo en mayo de 2024, durante la 77ª. Asamblea Mundial de la Salud. 

El convenio busca fortalecer la prevención, preparación y respuesta frente a las pandemias. No cada uno por su lado. Sino todos a una. Junticos se ven más bonitos. Pero el asunto ha venido tomando un cariz inquietante. Durante el Foro Económico Mundial (Davos, enero de 2024), el director general de la OMS Tebros Ghebreyesus no se fue por las ramas. Y volvió a hablar de la “Enfermedad X”, como se la había calificado por primera vez en 2018, durante la asamblea ecuménica de ese año. Y no exageraba David Herzog en los términos en los que se la describía a Roldán. Los eruditos de la salud mundial consideran que la “Enfermedad X” podría ser 20 veces más mortal que el Covid – 19. 

Y con tanto patógeno que anda suelto por ahí, pues no faltan candidatos a ser el protagonista de la “Enfermedad X”. En julio de 2021, 65 científicos de 13 países pasaron revista y actualizaron la identificación de los virus zoonóticos. Al tablero pasaron Lassa, Ébola, Seúl, Nipah, Hepatitis y Hanta, como los probables perturbadores de la vida del futuro, inmediato, diría yo, pues su irrupción puede presentarse en el transcurso de la próxima década. Entre ellos, el Nipah se lleva la presea del terror. Mata a más de la mitad de las víctimas. En la actualidad, no tiene cura.  

El tratado, que parece tan obvio y loable en un mundo globalizado, de gente apeñuscada en las ciudades y de animalitos que pierden su hábitat, tiene sus opositores. La otra cara de la moneda (sectores adversos a Joe Biden y el Partido Republicano que están metidos de cabeza en el asunto) aseguran que es un documento vago y que revoca a las naciones su innegociable soberanía. 

No están solos. Comunicaciones adversas llegan a los correos de quienes opinamos sobre asuntos varios. Manejan las peticiones en línea y buscan firmas para impedir que el Tratado Pandémico sea consolidado por globalistas y progresistas. ¿Sus argumentos? El principal, que sería dotar a la polémica OMS y sus controvertidos espónsores (Big Pharma y Big Tech, por ejemplo) de un poder de control mundial, de manipulación de nuestras vidas, que no otra cosa fue, afirman, lo que ocurrió con el bicho del 2020. 

La polémica, pues, no es cualquier cosa. Las posiciones referentes a lo que se debe hacer frente a la pandemia de mañana (Bill Gates, que anunció la del Coronavirus, ya anticipó que vendrá en forma de bioterrorismo, por vías de desolación absoluta como el ántrax y en menos de lo que canta un gallo), deben ser conocidas por los ciudadanos del orbe. A quienes, según muchas vertientes, se está tratando de controlar con mecanismos como el dinero digital emitido por los bancos centrales –estructura que iría acompañada de limitaciones y castigos a los que disientan del régimen y se porten mal— y este Tratado Pandémico que guisan en Ginebra. 

Parece ficción. Novela. Así lo veía yo cuando lo escribí en “El viaje en que se supo casi todo”. Y miren.