16 mayo, 2024

Primicias de la política, empresariales y de la farandula

La Coronación de Xi Jinping no Esconde sus Debilidades 

Rafael Bravo
https://rafaelibravo.blogspot.com/

Por Rafael Bravo 

‘’We want food, not PCR tests. We want freedom, not lockdowns and controls. We want respect, not lies’’ 

‘’Queremos comida, no pruebas PCR. Queremos libertad, no confinamientos y controles. Queremos respeto, no mentiras’’ 

Pendones que aparecieron en varias urbes chinas 

Xi Jinping llega a su tercer período quinquenal como gobernante de la China en una forma que rompe con la tradición desde Mao Zedong que estableció la reelección por una sola vez y ratificada en la constitución en 1982. Xi se ha convertido en un dictador que reprime la oposición, reimpone el adoctrinamiento marxista-leninista, ejerce un estricto sistema de vigilancia sobre la población y subyuga a la etnia Uigures en la región del Tibet. 

A nivel geopolítico la otrora independiente Hong Kong ha pasado a ser un satélite de Beijing sin las mismas libertades de opinión y gobernanza. Xi ha expandido y mejorado la capacidad militar de China con miras a reclamar a Taiwán como parte de su territorio. La administración Biden ha reaccionado con fuerza exigiendo que se respete el derecho de la isla a existir como democracia libre y ello ha llevado a un fortalecimiento de la alianza entre los Estados Unidos, Australia, Japón y Corea del Sur como una forma de contención a las aspiraciones del mandatario chino. 

Los últimos 2 quinquenios bajo la batuta de Xi han sido de enorme éxito económico: la economía se duplicó en tamaño, su producto interno se acerca al de los Estados Unidos, unos 100 millones de chinos salieron de la pobreza y el sector tecnológico muestra un liderazgo envidiable. Todo lo anterior ha sido posible gracias a las estrategias de sus antecesores que centraron la política económica en la inversión privada en sectores estratégicos y el mercado externo. Sin embargo, para los analistas ‘’el modelo ha llegado a un punto de rendimientos decrecientes con mayor desigualdad, deuda y graves daños ambientales’’. 

El modelo centralista que Xi ha adoptado con reformas económicas favoreciendo a algunas empresas estatales, una política de ‘’Cero Covid’’ que ha afectado a millones por las cuarentenas estrictas y la tardía reacción para impedir que algunos gigantes del sector de la construcción cayeran en una situación de insolvencia, ponen en aprietos el crecimiento de su economía. Se estima que el producto interno crezca solo un 3.2 por ciento nada comparable con la proyección inicial de un 8.1 por ciento. 

En las propias palabras de Xi ‘’ Crecen la incertidumbre y los factores imprevistos. Debemos estar listos para soportar los vientos fuertes, las aguas turbulentas e incluso las peligrosas tormentas’’. La población joven se encuentra con un panorama nada prometedor, las mujeres no existen como protagonistas del poder político y la oposición comienza a aparecer tímidamente reclamando libertad y el fin de los confinamientos. 

Después de varias décadas de florecimiento y bienestar, China se enfrenta a una desaceleración producto de sus propios errores y a la desconfianza entre la comunidad internacional por su velado apoyo a Putin en su pretensión imperial en Ucrania. La élite política y de negocios internacional reconocen que China ha perdido imagen por los constantes vaivenes y cambios en la forma como el gobierno central interviene cada vez más en los mercados con la pretendida idea de un crecimiento equitativo. 

Xi en su lucha contra la corrupción terminó con una masiva purga de rivales políticos. La represión en el Tibet y Xinjiang contra las minorías musulmanas viviendo en campos de concentración son un lunar imposible de borrar. Las reformas económicas solo favorecen los intereses de un sector estatal manejado desde el poder central y el interminable espionaje y saqueo intelectual pone en jaque la inversión extranjera. 

Con el comienzo de un nuevo mandato bajo Xi Jinping se confirma que las reglas y normas de una verdadera democracia en la práctica no existen. La libertad de prensa es una utopía, la sociedad civil poco participa de las decisiones y el Partido Comunista manda a su antojo. En síntesis, en las dictaduras se exige obediencia, pero otra cosa es que ello se traduzca en lealtad.